El Pontífice exhortó para que los ancianos sean maestros de paciencia, fe y tesón en los momentos de dificultad para los jóvenes. Y a los jóvenes a no excluir a los custodios de las raíces del pueblo. “Ustedes aquí presentes han sido sometidos a toda clase de pruebas: el horror de la guerra, y después la represión política, la persecución y el exilio”, expresó el papa Francisco en su visita a la catedral católica de Santiago, en Riga, Lituania, este lunes 24 de septiembre 2018.
En el país donde conviven cerca de un 20% de católicos con un 23% de luteranos y 11% de ortodoxos, el Papa insistió en la perseverancia en la fe en los peores momentos de la historia entre odio, persecución e injusticias.
“Ni el régimen nazi, ni el soviético apagó la fe en sus corazones y, en algunos de ustedes, incluso, no les hizo desistir de entregarse a la vida sacerdotal o religiosa, a ser catequistas, y a múltiples servicios eclesiales que ponían en riesgo la vida; han combatido el buen combate, están por concluir la carrera, y han conservado la fe (cf. 2 Tm 4,7)”.
El Papa volvió a reiterar la importancia de las raíces de la fe y escuchar a los ancianos, memoria de esos momentos difíciles y heraldos de la juventud espiritual. “Aunque suene paradójico, hoy, en nombre de la libertad, los hombres libres someten a los ancianos a la soledad, al ostracismo, a la falta de recursos, a la exclusión, y hasta a la miseria.
Si es así, el supuesto tren de la libertad y el progreso acaba teniendo, en quienes lucharon por conquistar derechos, su furgón de cola, los espectadores de una fiesta que es de otros, los honrados en homenajes, pero olvidados en la vida cotidiana (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 234)”.
Francisco recuerda la epístola de Santiago que invita a la paciencia (5,7): “soportar pacientemente y esperar pacientemente”. El Papa animó a los ancianos a ser ejemplo para sus familias y su patria, “ejemplo de estas actitudes: soportar y esperar, las dos llenas de paciencia”.
Invitó a los ancianos del pueblo Lituano a ser “testimonio vivo de tesón en la adversidad, pero también del don de profecía, que recuerda a las jóvenes generaciones que el cuidado y protección de los que nos antecedieron es querido y valorado por Dios, y que clama a Dios cuando es desoído”.
Asimismo, exhortó para no perder la juventud del corazón: “El corazón duro y esclerotizado es aquel que pierde la alegría de la novedad de Dios, el que renuncia a la juventud de ánimo, a gustar y ver qué bueno es siempre, en todo tiempo y hasta el final, el Señor (cf. Sal 34,9)”.
Tras la visita a la catedral católica de Santiago, el Papa esta tarde se trasladará en helicóptero al importante santuario mariano de Aglona, donde celebrará una misa ante decenas de miles de católicos.