Nada como el buen ejemplo Los niños quizás finjan que no pueden oírte (a menos de que, por supuesto, susurres la palabra “chocolate” aunque sea a un kilómetro de distancia). Siempre están escuchando. SIEMPRE. ¡Y observando!
Por supuesto pueden recitarte todas las lecciones vitales que les sueltas a diestro y siniestro, pero lo que de verdad se les educa es verte vivir de acuerdo a las palabras con las que les guías. Cuando se practica lo que se predica, el impacto es mucho mayor.
Las madres que han querido desvelarnos su estilo educativo se esfuerzan cada día en dar a sus hijos un buen ejemplo y apuestan por educarles con sus comportamientos, hábitos y creencias. ¿Tú también haces algunas de estas cosas?