La fidelidad es un poco como nuestra vida moral en general. Podríamos pensar que somos buenos porque no hemos hecho nada malo: “Yo no he matado a nadie ni he robado nada”. Sin duda, es un paso en la dirección correcta, pero no es suficiente para construir una sociedad.
Del mismo modo, podríamos pensar: “Soy fiel a mi cónyuge porque no tengo amantes ni relaciones extraconyugales». Pero pensar de esta manera es considerar la fidelidad simplemente como la ausencia de infidelidad. Sin embargo, este tipo de fidelidad no es suficiente para crear una relación, sino que se limita a evitar causar daño.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿cómo puede la fidelidad contribuir a crear un vínculo profundo en el matrimonio?
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