“¿Puede ser un bebé ilegal?” Así se titula una de las tantas historias recogidas desde hace semanas por Aleteia acerca del “éxodo venezolano” y una situación migratoria que es comparada por varios analistas a nivel internacional con la crisis de refugiados del Mediterráneo.
En esa oportunidad, de la mano del corresponsal de Aleteia en Venezuela Carlos Zapata, fue posible conocer la odisea de una pareja que partió del país sudamericano a través de varios países para darle un buen futuro a su hijo, quien finalmente quedó “indocumentado” tras el paso por Colombia.
“Nosotros ingresamos a Perú hace un mes sin complicaciones, pues mi esposo y yo traíamos pasaporte; pero mi bebé no. Así que cuando pasamos por Colombia, no nos dieron la Carta Andina; por lo tanto, él está ilegal. Salimos de Venezuela hace 7 meses y aún no le dan pasaporte”, contó a Aleteia Rosa Sandoval, madre del pequeño.
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Pero Aleteia ha seguido de cerca otras historias como la de María José, una abogada venezolana que acabó por vender su cabellera a cambio de dinero para volar a Ecuador.
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O también, entre otras, lo acontecido con una de las misioneras universitarias encargadas de la coordinación del envío de grupos de venezolanos a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se celebrará en Panamá en 2019.
“Te vuelves insensible, te acostumbras a la soledad, te sientes vulnerable”. Sin embargo, también se muestra agradecida con la gente buena que Dios puso en su camino y que la impulsa a salir adelante.
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Es que desde hace días, semanas y meses el tema del “éxodo venezolano” continúa posicionado como uno de los temas de los de mayor preocupación a nivel continental. Pero la historia, parece que recién empieza. Al menos así dan cuenta algunas de las proyecciones que trascendieron en las últimas horas.
Alarmante y dramático
La firma encuestadora Meganálisis, una de las más activas en el país, presentó sus mediciones para septiembre-2018. La proyección migratoria es aterradora. Y no es para menos: un 63% de los consultados declara vivir, bien de la ayuda de familiares en Venezuela o de remesas que reciben de familiares desde el exterior.
Entre los próximos días de este mes –septiembre- y el segundo trimestre de 2019, la diáspora incrementará violentamente. Un 52.3% dice que aún no sabe a dónde irá ni cuando, pero en sus planes está hacerlo antes de que finalice el próximo año. Hasta hora, sólo un 35% confirma su intención de seguir en el país soportando hasta que termine la pesadilla. Pero el dato contundente es que 6 millones estarían dispuestos a irse del país, en algún momento, si Maduro no se va y la crisis continúa.
Hay que considerar la motivación detrás de estas decisiones: un 78% no cree que las medidas económicas recientemente anunciadas por Maduro puedan resolver o siquiera aliviar la crisis de la falta de alimentos y medicinas, mucho menos a futuro.
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Este sondeo confirma las cifras y tendencias de los realizados por Cáritas-Venezuela cuando constatan que más del 30% de los hogares revela comer una sola vez al día y un porcentaje similar dice no comer nada o casi nada, con frecuencia. Sólo el 3% lo hace tres veces al día.
Un 80% afirma que apoyaría un Gobierno de Transición que ponga orden en el país y dure dos años como máximo. Un sólido 85% apoyaría una intervención en Venezuela de varios países que traiga “mucha comida y medicinas para el pueblo venezolano”.
Resulta revelador el que un 85% quiera que Maduro y el chavismo dejen el poder de inmediato, un 12% no lo desea y sólo un 2% no tiene opinión.
Hasta aquí algunos datos duros, fríos y crueles que cuando son visualizadas y proyectadas en historias como la de la pareja y su bebé “indocumentado”, así como la de María José y su cabellera corta o hasta la de la joven misionera con un duro testimonio -pero también agradecimiento-, hace que todo esto cobre otra dimensión. El “éxodo venezolano” sigue en marcha y nada parece detenerlo.
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