Una situación que aún sigue en la órbita de la investigación y el nacimiento de un bebé, símbolo de esperanza Miguel Ángel Pérez Flores puede ser considerado un auténtico “bebé milagro” y todo gracias a una decisión valiente de sus padres, dos sobrevivientes de las primeras de las explosiones que se produjeron durante el famoso carnaval de la ciudad de Oruro, Bolivia, en febrero de 2018, una festividad con impronta folklórica y religiosa.
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En aquella oportunidad, Cinthia Flores Ríos (22) y Franz Pérez Huarachi (26) –una joven pareja recién casada- se transformaron en víctimas de la tragedia que conmovió a Bolivia. Todo aconteció mientras participaban de una entrada folklórica.
La mujer, que estaba embarazada de 8 semanas, sufrió lesiones graves tanto en rostro como en cuerpo, mientras que su esposo estuvo cerca de perder una pierna.
La historia de dolor de esta joven pareja boliviana, reproducida por El Deber por estas horas, no estuvo exenta de dilemas, pues la necesidad de tener que aplicar medicaciones y la posibilidad de que el bebé pudiera presentar malformaciones generó que los propios médicos les recomendaran la interrupción del embarazo.
Sin embargo, el sueño de ser padres y ponerse a favor de la vida pudo más que cualquier palabra y temor. Ambos, prosigue El Deber, se pusieron de acuerdo en continuar con el embarazo y suspender diversos tratamientos y operaciones que la mujer aún necesitaba.
En las últimas horas, aquello que tanto soñaron y protegieron ya es una realidad, pues nació el bebé, de nombre Miguel Ángel, el pequeño que sobrevivió a Oruro y al aborto.
Su madre no parea de agradecerle a Dios por el don de la vida y ahora solo resta poder retomar los tratamientos para restablecer su salud.
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Explosiones “sin precedentes”
Lo acontecido entre el 10 y 13 de febrero de 2018 permanece en la órbita de la investigación. La colocación de unos tres kilos de explosivos tipos dinamita que detonaron con pocas horas de diferencia, como recuerdan los titulares de aquellos meses, ha dejado varios muertos y decenas de heridos. Desde un primer momento se manejaba como posible la coordinación entre ambos eventos.
En ese momento uno de los primeros en pronunciarse fue el arzobispo de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti.
“Esperamos que las investigaciones sean llevadas en forma transparente y que se establezca la verdad de lo acontecido y las responsabilidades correspondientes, para despejar toda duda y especulaciones que generan un clima de incertidumbre y miedo en la población”, expresó, reproducen medios de prensa como El Día.
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Mientras eso sucede ahí está el pequeño milagro de Oruro, un bebé símbolo de esperanza en medio de tanto sufrimiento.
Con información en base a El Deber