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Obispos de Estados Unidos confirman al Papa que la Iglesia ha sido “lacerada”

BISHOPS

AFP PHOTO / VATICAN MEDIA

Jaime Septién - publicado el 14/09/18

Las últimas tres semanas de viacrucis de la Iglesia católica de Estados Unidos arribaron ayer, 13 de septiembre, al Vaticano

En un encuentro con el Papa Francisco, presidente, vicepresidente y secretario de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), Daniel N. DiNardo, José H. Gómez y J. Brian Bransfield, así como el encargado papal para el cuidado de los menores, Sean P. O’Malley, constataron, frente al pontífice, que la Iglesia de ese país ha sido “lacerada por el mal del abuso sexual”.

En medio de la enorme crisis abierta por la investigación del Gran Jurado de Pensilvania –que en siete décadas encontró evidencias de abusos en más de 1.100 menores por parte de alrededor de 300 sacerdotes de seis diócesis—y de la bomba mediática lanzada por el ex nuncio en Estados Unidos, Carlo Maria Viganò, la cúpula de la USCCB y O´Malley fueron escuchados “profundamente, desde el corazón” por el Papa.

La declaración oficial de la USCCB describió el encuentro como “un intercambio prolongado, fructífero y bueno”, pero no entró en detalles sobre lo que se discutió o si se tomaron o prometieron medidas concretas. “Esperamos continuar activamente nuestro discernimiento juntos, identificando los próximos pasos más efectivos”, dijeron los prelados estadounidenses en la declaración.

Contrario a lo que muchos medios de prensa especularon –que la reunión había sido por la emergencia creada tras las carta de once páginas del ex nuncio Viganó en la que pedía la renuncia del Papa Francisco—el presidente de la USCCB, el cardenal DiNardo, aseveró que, originalmente, la cita había sido solicitada al Papa el pasado 16 de agosto, tras el informe del Gran Jurado de Pensilvania y el anuncio de “acusaciones creíbles” de abuso sexual cometidas por Theodore E. McCarrick, ex cardenal de Washington.

De hecho, el 16 de agosto, el cardenal DiNardo dijo que el Comité Ejecutivo de la USCCB había establecido tres objetivos: “una investigación de las preguntas que rodean al arzobispo McCarrick, una apertura de canales nuevos y confidenciales para denunciar a los obispos, y una defensa para una resolución más efectiva futuras quejas”.

Entonces, los obispos estadounidenses habían solicitado específicamente al Vaticano que realice una visita apostólica para investigar las preguntas que rodean al arzobispo McCarrick. Abrir un nuevo proceso para denunciar quejas contra obispos y la resolución más efectiva de tales quejas también requeriría el apoyo y la participación del Vaticano, ya que solo el Papa tiene la autoridad para disciplinar o eliminar obispos.

Tras las acusaciones del arzobispo Viganó de que el Papa Benedicto XVI impuso sanciones contra McCarrick y que esas sanciones fueron ignoradas por el Papa Francisco, el cardenal DiNardo emitió otra declaración el 27 de agosto reiterando su llamado “a un examen rápido y exhaustivo de cómo las fallas morales de un hermano obispo podrían haber sido toleradas por tanto tiempo”.

La declaración del arzobispo Viganò “trae particular enfoque y urgencia a este examen”, dijo DiNardo. “Las preguntas planteadas merecen respuestas que sean concluyentes y basadas en la evidencia”.

Ayer le fueron planteadas estas preguntas al Papa. Con el corazón de la Iglesia católica estadounidense prendado de un hilo. Ello porque la reunión ha tenido efecto cuando en al menos ocho estados de la Unión Americana, incluidos Nueva York, Florida e Illinois, inician investigaciones sobre cómo altos dignatarios católicos han manejado acusaciones de abuso sexual contra menores.

En otras palabras, la tormenta apenas podría estar tocando las costas de la Iglesia estadounidense –como el huracán Florence—y nadie sabe hasta dónde podrían llegar las consecuencias. Mejor que el Papa esté enterado de primera mano de este “mal del abuso sexual” que pareciera no tener bordes.

En este contexto, ayer se dio a conocer que el Papa Francisco aceptó la renuncia del obispo Michael J. Bransfield de Wheeling-Charleston, Virginia del Oeste, e instruyó al arzobispo William E. Lori de Baltimore para conducir una investigación sobre las acusaciones de que el obispo Bransfield acosaba sexualmente a adultos.

El arzobispo Christophe Pierre, nuncio del Vaticano en los Estados Unidos, anunció el retiro del obispo Bransfield y el nombramiento del arzobispo Lori como administrador apostólico de Wheeling-Charleston. La arquidiócesis de Baltimore publicó la noticia de que el arzobispo Lori había recibido el encargo específico del Papa para investigar las acusaciones contra Bransfield.

“Mi principal preocupación es la atención y el apoyo de los sacerdotes y la gente de la diócesis de Wheeling-Charleston en este momento difícil”, dijo el Arzobispo Lori en la declaración del 13 de septiembre. “Además, agregó, prometo llevar a cabo una investigación exhaustiva en busca de la verdad en las inquietantes acusaciones contra el obispo Bransfield, y trabajar estrechamente con el clero, los religiosos y los líderes laicos de la diócesis hasta el nombramiento de un nuevo obispo”.

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