Lo primero que pide el Doctor Angélico es descomplicarse "no lanzarse directamente al mar, sino acceder a él por los ríos"
Desde que leíLa Vida Intelectual del padre Sertillanges, recuerdo muy bien los consejos que dio Santo Tomás de Aquino (1224-1275) a un estudiante (dice Sertillanges, también dominico como Santo Tomás, que iban dirigidos a “un tal hermano Juan”). Aquel estudiante le preguntaba qué debía hacer para “encontrar el tesoro de la sabiduría”.
La respuesta es sencilla, corta, directa y maravillosa. Podría estar enmarcada en el corazón de todo aquel –mujer o varón, independientemente de la edad o de su estado— que quiera aprender algo, desde la luz de Cristo, desde la verdad revelada y, por qué no, desde la verdad honesta, la que busca al Padre.
Lo primero que pide Santo Tomás como consejo a un estudiante es no lanzarse directamente al mar, sino acceder a él por los ríos. Es decir, “empezar por lo sencillo, que ya llegará lo complicado”. Acto seguido añade algo más “para tu vida personal” que podríamos enumerar de la siguiente forma:
El de Aquino termina su breve carta diciendo: “Si haces todo esto, mientras vivas, serás como una cepa cargada de racimos en la viña del Señor. Además, conseguirás lo que te propongas”.
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