El primer día del Encuentro Mundial de las Familias ofreció varios testimonios conmovedores de jóvenes que viven su feUno de los momentos destacados del primer día del Encuentro Mundial de las Familias en Dublín, Irlanda, fue una presentación titulada “Testimonios: Jóvenes sobre sus esperanzas y sueños para el matrimonio y la familia en el tercer milenio”.
La presentación incluyó a jóvenes casados, comprometidos y solteros, cada uno con su propia historia que contar, expresando a los presentes cómo su fe católica les ha dado una nueva vida, incluso cuando la cultura que les rodea sigue siendo hostil al Evangelio.
Importancia de transmitir la fe a la siguiente generación
Mark Neville fue el primero en dar su testimonio, explicando cómo él y su esposa se unieron a través de la práctica de su fe católica.
Asistir a la Jornada Mundial de la Juventud en Sídney les ayudó en su discernimiento y poco después se casaron y formaron una familia.
Ahora tienen cuatro hijos y colocan la oración en el centro de sus vidas, enseñando a sus hijos a orar, animándolos a expresar su propio y único amor a Dios. Aunque reciben cierta oposición de sus familiares, permanecen firmes en la práctica de su fe católica.
Neville explicó que “nuestras esperanzas y sueños ahora se centran en nuestros hijos. Y tenemos grandes esperanzas de que en la sociedad de hoy, que no es una sociedad fácil para vivir para nuestros hijos, les demos a nuestros hijos la alegría y la esperanza de ser católicos para ayudarles a vivir el amor de Cristo en sus vidas diarias. Para que Dios pueda ser una luz en su camino”.
Los niños necesitan un ambiente estable y amoroso donde criarse
El siguiente orador fue Isaac Withers, un joven que fue seleccionado como representante de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales en el Sínodo sobre los Jóvenes de 2018.
Comenzó su testimonio recordando los muchos desafíos que afrontan los millennials en el mundo de hoy, especialmente con la proliferación de la pornografía y la cultura sexual que existe entre los jóvenes.
Por si no fuera bastante malo, Withers explicó cómo muchos en su generación son cínicos acerca del matrimonio, basando sus ideas sobre el matrimonio en el ejemplo de sus padres.
Entre un tercio y la mitad de su generación crece en hogares rotos, devastados por el divorcio. Desde este contexto, es difícil ver el matrimonio con una luz positiva.
Por ese motivo, cree Withers, el futuro del mundo depende de la familia y del amor de marido y mujer.
Su esperanza “es que la Iglesia como comunidad apoye mejor a los padres para que sus hijos crezcan experimentando el matrimonio y la familia como estables y amorosos, para revertir el cinismo de muchos de mi generación”.
Cristo debe ser el centro de todo matrimonio
El tercer grupo de oradores fue Meabh Carlin y Christopher Gallen, una pareja de novios que se conoció en el Congreso Eucarístico celebrado en Dublín en 2012.
Su camino juntos hasta ahora ha sido un camino de fe, confiando en Dios y dejándose guiar por Él. Gallen expresó que su esperanza en el matrimonio “es que desde toda mi imperfección, pueda convertirme en un regalo para Meabh y esperar que Dios refleje nuestro amor y produzca grandes cosas”.
Meabh relató que uno de los más grandes consejos que han recibido se refiere a “la libertad que viene cuando nos damos cuenta de que no podemos esperar que nuestro cónyuge cumpla cada anhelo dentro de nosotros”.
Esto les permite entender que Dios es el que puede cumplir sus anhelos más profundos y que su cónyuge nunca podrá estar a la altura.
Juntos esperan poder vivir un matrimonio centrado en Cristo y decir más tarde en la vida: “Te amo más ahora que el día de nuestra boda”.
Una mujer soltera, Ameera Ahmed, compartió su experiencia como católica buscando con esperanza un esposo fiel; y una última pareja, Pauline y Damien Devaney, compartieron cómo Dios los acercó el uno al otro en una situación muy difícil.
Estos jóvenes dan esperanza al mundo en medio de estos tiempos tan oscuros. Son testigos vivos de que la próxima generación no está perdida y de que todavía quedan muchos faros de luz que están tratando de actuar como levadura en el mundo, levantándolo de entre los muertos.