Oí decir hace poco de un fichaje importante en el fútbol que «la noche lo confunde». Se referían a que, a pesar de las cualidades para el balón, se deja llevar por el ocio y la bebida. Veremos quién puede más, si sus ganas de permanecer en la Primera División y entre los grandes, o su gusto por el alcohol y las mujeres.
Cuando uno está de vacaciones, parece que el ocio le tira mucho más: no tiene obligación de madrugar ni de ir al trabajo y cumplir con esas obligaciones.
Pero, ¿eso significa que puedo emborracharme y no pasa nada? ¿Tengo barra libre para llevar la vida contraria a la que llevo en mis días de trabajo?
Las noticias nos dejan imágenes de personas que dejan atrás su imagen «oficial»y formal, y sacan su peor cara en vacaciones. Creen que nadie les va a reconocer, están lejos de su casa y de su país, pueden hacer cosas ilegales sin que nadie se lo impida, con dinero pueden comprar todo: sexo, bebida, drogas… Luego su comportamiento a veces queda grabado y compartido en las redes sociales: en el avión, en la playa, en la discoteca…
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