Espacio aéreo bloqueado, helicópteros en el aire, unos 1900 soldados y casi 200 policías ingresando en una de las favelas de Río de Janeiro. Esto fue lo que aconteció este martes en la “cidade maravilhosa”, la misma que tiene a un Cristo (Corcovado) desde un morro que abraza y acompaña el dolor de los que tienen que convivir con todo esto.
Quizás se trate solo de una foto o una postal, tan solo una mínima parte de una situación de violencia que se ha acentuado en los últimos meses en Río de Janeiro, lugar donde persiste la intervención militar para hacerle frente a la “guerra” desatada entre narcotraficantes y “milicias” paramilitares.
Pero los niveles de violencia no es exclusividad de las zonas de favelas, sino que se ha generalizado en Brasil, país cuyos índices son propios de un lugar en guerra. Y Los últimos datos son más que contundentes: “hubo 63.880 lo que significa 30,8 ejecutados por cada cien mil habitantes”, tal cual reproduce ANSA en base a información difundida por el Anuario del Forum Brasileño de Seguridad Pública.
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De esta manera, las cifras impactantes, dan cuenta de un nuevo récord histórico de violencia durante el año 2017 donde se registró el asesinato de una persona cada siete horas, algo que también se vio influenciado por el aumento de la “letalidad” (un 20%) de las acciones policiales, recuerda la agencia.
Hasta aquí algunos números fríos y elocuentes. A la hora de “ponerle rostro” a los que sufren mayoritariamente esta tragedia se destaca que estas personas asesinadas son en su gran mayoría por ser jóvenes, pobres y afrodescendientes.
“Si uno mira por ejemplo hacia América del Sur son pocos los países que se comparan con las tasas de Brasil, quizá el único es Colombia, pero acá tenemos indicadores muy superiores a los de Uruguay, Chile, Argentina y Perú”, expresó a esa agencia Samira Bueno, directora ejecutiva del Forum Brasileño de la Violencia.