¿Qué es una telenovela? El dramaturgo venezolano José Ignacio Carbujas (1937-1995) la definía como “una historia dividida en fragmentos o capítulos que se transmiten todos los días y que provoca en el televidente la necesidad de continuar viéndola para conocer su desenlace”.
En Latinoamérica, Cuba fue país pionero en la operación radioeléctrica. Varios de esos hombres de televisión cubanos, duchos en el negocio, llegaron a Venezuela aventados por la revolución castrista. Coincidía con el fin de la dictadura en Venezuela y la apertura y dinamismo social que caracteriza esas etapas. Se instalaron acá y sus conocimientos y experticia fueron puestos en función del desarrollo del sector.
Pronto comenzó a prosperar la incipiente industria televisiva y, con ella, el muy próspero género de la telenovela, que ya había dado sus primeros pasos desde 1953, cuando se transmitió la primera serie dramática de factura venezolana, “La Criada de la Granja”, apenas un año después de la llegada de la televisión al país.
Se convirtió en la primera telenovela venezolana en trasmitir sus capítulos en vivo, de lunes a viernes a las 7:00 de la noche y su duración era de aproximadamente de 15 minutos. Posteriormente los demás canales venezolanos comenzaron a trasmitir otras telenovelas con duración aproximada de dos años y hasta 200 capítulos.
Durante años se han grabado, producido y comercializado varias telenovelas de gran éxito en el país tanto como en el extranjero, algunas convirtiéndose clásicos de la televisión venezolana.
Radio Caracas Televisión, el canal defenestrado por Hugo Chávez, el cual cesó transmisiones el 27 de mayo de 2007 -hace 11 años- era líder en producción de telenovelas. También Venevisión y Televen se destacaron por sus resultados en esta materia, reconocidos nacional e internacionalmente. Al punto, que siempre se habló de que Venezuela era un país que exportaba misses, peloteros…y telenovelas! Basta recordar el éxito sin precedentes de telenovela alguna que tuvo “Cristal”, grabada en RCTV. Fue llevada al aire en distintos países e idiomas y en España, literalmente, paraba al país en el horario de transmisión, protagonizada por Jeanette Rodríguez y Carlos Mata, actores que ganaron una planetaria archipopularidad a causa de esa producción.
“Cuando transmitieron ‘Cristal’, en España salió una encuesta que decía que Carlos Mata (el protagonista de la telenovela) tenía más popularidad que el Rey”, contó el periodista Carlos Cova, columnista de la Revista Épale Caracas. No obstante, el mismo periodista comenta que ‘Cristal’ fue una telenovela venezolana producida en 1986, una década considerada por Cova como la “época dorada” del culebrón. Según él, el rutilante éxito tuvo poco que ver con la calidad de los dramáticos de factura nacional sino, más bien, con “la espontaneidad y una ‘rusticidad’ que no tenían las mexicanas, las cubanas o las argentinas”.
“Además –sigue diciendo- creo que el acento llano y el tono sabroso del venezolano fue un descubrimiento para el mundo. La proyección de Venezuela fue más a través del culebrón que del cine”. Así, cuentan las revistas de chismes, en países como Israel se popularizaron expresiones como ‘mijita’, ‘chamo’ y ‘chévere’ porque las telenovelas se transmitían con subtítulos. Una vanguardia cultural sui generis que, claro, fue casi siempre menospreciada por la intelectualidad.
Igualmente, se sabe que en la guerra entre Bosnia y Herzegovina, el único momento en que cesaba el fuego era cuando transmitían la telenovela venezolana “Kassandra”. En Serbia pasaba algo similar.
“La depresión económica, el hambre, las próximas elecciones, todo se olvida a las 21 horas (…), cuando se emite Kassandra, en un Belgrado de calles desiertas con sus viviendas a media luz por las que se expande el suave castellano de Venezuela”, relató un periódico serbio citado en un artículo de Vanity Fair. Ese dramático tiene el récord guiness por haber sido transmitida en más países, 180 en total.
Aquí pasó de todo:
En 1983 se grabó en Venezuela una de las telenovelas más fascinantes de este género, no sólo por el reparto de primer orden con que esta contaba, sino que fue una de las primeras en tratar temas relacionados con el misterio, tal como las historias de la afamada escritora Agatha Christie. Se trata de “Julia”, melodrama producido por Venevisión, que tuvo como protagonistas a una de las parejas más queridas de aquel tiempo: Hilda Carrero y Eduardo Serrano. Julia es de las pocas telenovelas venezolanas que primero fue estrenada en el exterior, justamente por problemas de competencia con RCTV, canal que tenía al aire la novela “Leonela” la cual estaba arrasando en Venezuela en ese momento.
Trascendió que en los foros en los que grabaron a Julia“penaban” las ánimas, había crujidos a toda hora y se desaparecían las cosas. Inclusive, unos trajes que utilizaba la protagonista aparecieron sobre unas gavetas completamente mojados. El equipo de producción no podía grabar en la noche porque se escuchaban ruidos en el set sin que alguien visiblemente los ocasionara, por lo que se vieron en la obligación de cambiar de estudio. En 2010, “El fantasma de Elena”, de Telemundo, sería el primer remake de esta historia.
Sin duda que la época de oro de la telenovela fue en la década de los 70 del siglo pasado. Un factor que pesaba: hacer dramáticos en Venezuela resultaba más caro que producirlos afuera. El escritor Salvador Fleján observó que “llegó a ser más barato montar una productora en EE.UU. que en Venezuela porque aquí había un star system y las estrellas cobraban”. Algunos pedían una fortuna aún por un papel secundario. La crisis económica que se desató en este país petrolero después del Viernes Negro, en 1983, empezó a encarecer las producciones y, consecuentemente, a mellar la supremacía de los culebrones venezolanos. La última puntada fue la competencia.
La competencia mexicana y la colombiana le dieron el puntillazo final a la telenovela venezolana a finales de los 90. Luego, ese ocaso era previsible, más allá de los vaivenes de la economía, por la llegada de la televisión por cable y el derrumbe de la hegemonía de los canales nacionales de señal abierta, que fungían como los principales productores de dramáticos en el país.
Si algo vio Cabrujas a mediados de los noventa era que el ocaso se aproximaba. “Yo creo que esta historia de amor sentimental y cursilona, Latinoamérica la ha empezado a abandonar, hay un hambre de modernidad en el continente. Yo lo veo. Latinoamérica, a fin de cuentas ha empezado a disfrutar otras instancias, ha habido un desarrollo, este continente no es el mismo de cuando yo tenía quince años. Entonces la gente quiere más”.
Es también cierto que de los 90 para acá no hay telenovelas, sino libretos versionados mil veces y elencos de segunda, una vez deprimida la economía y fuera del aire RCTV. El público se ha enganchado con las novelas mexicanas, colombianas, argentinas o brasileras. Los actores venezolanos andan por el mundo –algunos con mucho éxito- o han migrado hacia el teatro.