La vida es un reflejo de lo que nos pasa por la menteEl filtro de nuestros pensamientos da forma a nuestras experiencias. De los pensamientos nacen muchas veces las emociones.
Cuando nuestro modo de analizar la realidad tiende a ser negativo de manera persistente se producen bloqueos emocionales que se traducen en malestar psíquico y físico. Por eso es importante que aprendamos a escuchar a los demás, pero que empecemos sobre todo escuchándonos a nosotros mismos.
Reflejos de nuestro malestar psíquico en nuestro físico
Nuestro cuerpo habla con sabiduría. Es fundamental saber escucharlo. Estudios médicos han confirmado que podemos prevenir o bien, sanar, si identificamos la situación o los sentimientos que nos bloquean a nivel emocional.
- El dolor de cuello representa lo que no nos atrevemos a decir.
- El dolor en los tobillos el avance o la resistencia que mostramos a la hora de aceptar una realidad.
- Los dolores estomacales hablan de la convivencia y de la habilidad para digerir las situaciones.
- Las molestias en la parte baja dela espalda reflejan preocupaciones económicas o sensación de falta de apoyo.
- Las molestias en la parte alta de la espalda reflejan que estamos cargando con responsabilidades que no nos corresponden.
- La tensión muscular está relacionada con lo que los demás esperan de nosotros.
- Los problemas de corazón son relacionados con problemas básicos de afectos primarios.
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El impacto del resentimiento en las enfermedades físicas.
Carsten Wrosch, de la Universidad de Concordia (Canadá), ha estudiado la relación entre el resentimiento y la calidad de la vida. Cuando esta emoción se abriga por demasiado tiempo, predice patrones de desregulación biológica, un impedimento fisiológico que afecta al metabolismo, las respuestas inmunes y las funciones de los órganos y de enfermedades físicas.
Sentir resentimiento, altera a nivel físico nuestro sistema inmunológico lo que nos hace mucho más vulnerables a enfermedades como una gripe o un herpes. La rabia y el resentimiento crónico son considerados un factor de riesgo de cardiopatía.
La vida es un reflejo de lo que nos pasa por la mente. Si en nuestra mente reina la paz, la armonía y el equilibrio, veremos estas mismas actitudes transformadas en comportamientos en nuestra vida real. Si en cambio predominan pensamientos negativos o reivindicativos es fácil que tiendan a aparecer también enfermedades físicas.
Poseemos la capacidad de crear la enfermedad, también tenemos el potencial para liberarnos de ella. Lo que más necesita una persona enferma es que la tranquilicen y que después la guíen hacia un proceso de auto-curación. Lo que no necesita en absoluto es asustarse y sentirse condenada por pronósticos sombríos.
Pero sobre todo debemos hacer cosas que nos aporten alegría y con las que pensamos empleamos bien la vida. Prestar atención a nuestras necesidades y a nosotros mismos; dejar que se vayan todas las emociones negativas que podamos encontrar en nuestro interior; cultivar imágenes positivas en nuestra mente; proponernos objetivos entusiastas; descubrir lo que realmente queremos hacer; encontrar maneras de expresar el amor; amarnos y amar a los demás; crear relaciones en las que se tenga cabida el juego, la diversión y el amor; curar todas las relaciones traumáticas de nuestro pasado, especialmente las tenidas con los padres y familiares; decidirnos a consagrarnos al bienestar y a la felicidad; aceptarnos y aceptar todo lo que hay en nuestra vida como una oportunidad para crecer y progresar; aprender a sacar lo que se puede de cada experiencia; y avanzar con sentido del humor.