Nando Parrado da lecciones de vida y subraya la importancia de la familia aunque se le considera un héroe por su resistencia moral y física en la tragedia del avión de 1972.
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Tenía 23 años cuando su vida sufrió un giro de 180 grados. Nando Parrado, entonces jugador de rugby en Uruguay, viajaba en la fila 9 de un avión. ¿Recuerdan su historia?
La que se ha llamado desde entonces Tragedia de los Andes (1972), en la que el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, por un error de navegación, se cobró 29 vidas, entre ellas la de la mamá y la hermana de Nando Parrado. Él fue uno de los pocos supervivientes, 16 en total.
La experiencia -que muchos conocimos por la película “Viven”– no pudo ser más dolorosa, por el accidente, por la muerte de tantas personas (en el impacto del avión contra la montaña y en los días posteriores), por el hambre y por las decisiones tan duras que hubo que tomar (incluida la de alimentarse de órganos humanos como único medio de supervivencia).
Nando Parrado lleva más de 40 años como conferencista, viajando por todo el mundo, tratando de ayudar a otras personas con la lección de vida aprendida. Su historia inspira y sirve como ejemplo de lo que podemos hacer o no hacer en nuestra situación.
Parrado es contratado por las escuelas de negocios porque su experiencia límite es un modelo de toma de decisiones, de trabajo en equipo, de responsabilidad asumida y compartida. Por debajo de cero grados, cuando ya no quedan alimentos y ve que la temperatura les va restando fuerzas, decide caminar “y morir caminando, si era preciso” junto con otro muchacho para encontrar auxilio.
Hoy es momento de contrastar con la vida real.
“¿Crisis? ¿De qué crisis me hablan? ¿Estrés? ¿Qué estrés? Estrés es estar muerto a 6000 metros de altura sin agua ni comida“, repite.
A su regreso, mantuvo un importante diálogo con su padre, que le dijo:
“Mira para adelante, anda tras esa chica que te gustaba, ten una vida, trabaja. Yo cometí el error de no decirle a tu madre tantas cosas por estar tan ocupado, de no compartir tantas festividades con tu hermana, no darme el tiempo de platicar con ella mis vivencias, no decirles cuanto las amaba“.
Trabajar es importante para ganar el sustento, como parte de nuestra realización personal, pero no debemos descuidar a la familia.
“Lo importante viene después del trabajo“, subraya Parrado. Sabe de qué habla. Él viajaba en la fila 9 del avión y este se partió en dos. Por detrás de él no sobrevivió nadie. De ahí que sugiera que valoremos todo lo que obtenemos porque “estamos de la fila 9 para adelante mientras que la mayoría vive por detrás de la fila 9”.
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