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¿Cuántos esclavos hay hoy en el mundo? ¡Asústate!

NIEWOLNICTWO W AFRYCE
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Paul de Maeyer - publicado el 08/08/18
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La “Walk Free Foundation” ha publicado el “Global Slavery Index 2018”Lo reveló el pasado jueves 19 de julio el Global Slavery Index 2018 (Indice Global de la Esclavitud), preparado y publicado por la Walk Free Foundation: Unas 40,3 millones de personas en todo el mundo viven y trabajan como esclavas. La cifra es escalofriante: de cada mil habitantes del planeta, 5,4 son “esclavos modernos”.

Víctima de esta práctica son sobre todo las mujeres y las niñas: constituyen el 71%, es decir, casi tres cuartas partes, de los esclavos modernos. El otro 29% es de sexo masculino. Se calcula también que más de la mitad de las personas reducidas a esclavitud son menores de edad.

De estos 40,3 millones de esclavos, prosigue el informe, 15,4 millones son mujeres o niñas víctimas de matrimonios forzados. Casi 25 millones, 24,9, son las personas obligadas a trabajos forzados, en algunos casos impuesto por las autoridades de su país.

Los países menos virtuosos…

Los diez países del mundo menos virtuosos, es decir, con la tasa más alta de prevalencia de la esclavitud, son todos africanos o asiáticos. Los tres primeros lugares de este poco envidiable ranking con Corea del Norte, Eritrea y Burundi. Siguen la República Centroafricana, Afganistán, Mauritania, Sudán del sur, Paquistán, Camboya y, el último, Irán.

Según explican los autores del Global Slavery Index 2018, en más de 200 páginas, la situación en la mayor parte de estos países está marcada por serios problemas, in primis conflictos, pero también por la ausencia del Estado de derecho y la falta de seguridad física.

Los primeros tres países — Corea del Norte, Eritrea y Burundi — son también tres naciones en las que la esclavitud la impone el Estado. Según el informe de Walk Free, un ciudadano norcoreano de cada diez, o sea 2,6 millones de personas, está reducido a la esclavitud. Esta suerte toca, además, a muchos cristianos norcoreanos, que, encerrados en los tristemente célebres kwan-li-so están obligados a trabajos forzados por el régimen de Pyongyang.

Por su parte, el presidente de Eritrea, Isaias Afewerki, en el poder desde hace 25 años, ha instaurado, a causa del largo conflicto con Etiopía, el reclutamiento a tiempo indeterminado, que según Amnesty International ha contribuido a crear “una generación de refugiados”.

En lo que respecta a Burundi, donde está vigente la praxis de los trabajos forzados, conviene recordar que es uno de los países en el mundo “con la peor tasa de trabajo infantil”, como informaba La Repubblica en junio de 2014. En el país africano, al menos un niño de cada cinco está explotado de varias formas, y los pequeños esclavos “son pagados poco, o no pagados en absoluto”.

Muchos niños burundeses trabajan en los campos o en las zonas urbanas como “camareros” en las casas de las familias pudientes, “una plaga agravada por el hecho de que a los pequeños trabajadores no se les garantiza ningún derecho y, muy a menudo, viven en condiciones de auténtica esclavitud”, escribe el diario italiano.

Entre los países que hacen “muy poco” en la lucha contra la esclavitud, “a pesar de su riqueza y sus recurses”, figuran algunas naciones con un PIB o renta per capita alta, como Kuwait, Qatar, Singapur y el Sultanato de Brunei.

… y los más virtuosos

Pero existen también países que se empeñan de corazón desde hace años para acabar con este fenómeno. En la clasificación del Índice Global de Esclavitud (IGS) un solo país obtiene el sobresaliente: se trata de Holanda. Los Países Bajos lideran la clasificación de las diez naciones más activas contra la plaza de la esclavitud. Además de Holanda están los Estados Unidos, el Reino Unido, Suecia, Bélgica, Croacia, España, Noruega, Portugal y finalmente el pequeño Montenegro.

Y aunque disponen de limitados o pocos recursos, impresiona el compromiso de países como Georgia, Moldavia, Senegal, Sierra Leona y Mozambique, que según el informe “están respondiendo con fuerza”. Mozambique es de hecho uno de los países más pobres del mundo, con un PIB de 634 dólares per capita en 2012 y un bajo Índice de Desarrollo Humano (IDH: 0,418).

De Europa y Asia Central a EE.UU.

Según el Global Slavery Index, dentro de la gran región constituida por Europa y Asia Central, la mayor prevalencia de esclavitud moderna se manifiesta en Turkmenistán, Bielorrusia y Macedonia. Rusia, Turquía y Ucrania, en cambio, tienen el número más elevado en absoluto de víctimas de esta esclavitud en toda la región.

Entre los países en los que persiste el trabajo forzado impuesto por las autoridades figura también Bielorrusia. En el país existe aún el sistema del llamado Subbotnik o “sábado comunista”, que obliga a los trabajadores estatales a trabajar en sábado o todo el fin de semana y a destinar lo ganado a proyectos elegidos por el gobierno.

También en EE.UU. existe la “nueva esclavitud”. Según el informe, al otro lado del Atlántico hay más de 400.000 personas esclavizadas, “una estadística realmente asombrosa”, que “demuestra lo grave que es este problema a nivel global”, explicó el fundador de la Walk Free Foundation, Andrew Forrest, en una nota de prensa.

“Estados Unidos es uno de los países más avanzados del mundo, y sin embargo tiene más de 400.000 esclavos modernos que trabajan en condiciones de trabajo forzado”, añade el empresario y filántropo australiano. “Esto es posible solo a causa de una tolerancia hacia la explotación”, subrayó.

El “motor” de la esclavitud moderna

El informe de la Walk Free Foundation dedica también amplia atención a la importación, por parte de los países del G20, de productos realizados con fuerza de trabajo esclava, cuyo volumen alcanza un valor global de 354.000 millones de dólares. Por ello, sugieren los autores del Global Slavery Index, las importaciones son precisamente el “motor” de la esclavitud moderna.

Dispositivos electrónicos, entre ellos computadoras, laptops y smartphones, constituyen la parte más grande de estos 354.000 millones de dólares: 200.100 millones, para ser precisos. Otro sector importante es el de la moda: los países del  G20 importan prendas de vestir “a riesgo” por un valor de 127.700 millones de dólares. Al tercer, cuarto y quinto puesto están el pescado (12.900 millones de dólares), el cacao (3.600 millones) y la caña de azúcar (2.100 millones).

La primera economía mundial es además el primer importador de productos de riesgo de fuerza de trabajo esclava: EE.UU. importa productos “de riesgo” por valor de 144.000 millones de dólares al año, y sólo de China, materia electrónico y ropa por valor total de 122.000 millones de dólares. Vietnam, con 11.200 millones de dólares, e India, con 3.800 millones, son el 2° y 3° exportadores de productos “de riesgo” a EE.UU.

El volumen de las importaciones estadounidenses de productos “de riesgo” es por tanto tres veces superior al del segundo importador de estos productos entre los países del G20, Japón (47.000 millones de dólares). En el tercer puesto está Alemania con 30.000 millones, después Reino Unido con 18.000 millones y Francia con 16.000 millones.

Acción urgente

Del informe se desprende que 12 países miembros del G20 no hacen nada por acabar o siquiera enfrentar el fenómeno, entre ellos Argentina, México y Rusia. Tampoco ha hecho nada hasta ahora la patria de Andrew Forrest, pero Canberra está trabajando en una nueva legislación considerada de vanguardia.

Y es necesario actuar. Mucho desconcierto han causado las imágenes difundidas por la CNN el otoño pasado, con subastas de inmigrantes nigerianos en Libia. El video sugiere, de hecho, que a principios del tercer milenio, aún existen los “mercados de esclavos”.

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