Leer, una apasionante actividad de veranoLos niños están de vacaciones: juegan, se bañan, van de excursión, pero… ¿qué niño lee? La lectura se ve como una obligación escolar y se asocia con el colegio y los deberes.
Sin embargo, un buen libro puede transportarles a lugares extraordinarios, desarrolla la imaginación, y ser además un maravilloso entretenimiento. Todo es acertar con los libros que les gusten, leer con ellos y concebir la lectura como un juego más.
¡Cuántos padres se echan las manos en la cabeza al escuchar a sus hijos pronunciar la dichosa frase: “Me aburro”! Durante las vacaciones de verano miles de niños exclaman estas palabras varias veces al día y los padres sufren al no tener más ideas que ofrecerles. Existe una solución exitosa: aficionarles a la lectura.
Las ventajas de un buen libro son muchas. La maestra y miembro del Asociación Amigos del Libro Infantil y Juvenil, Sara Moreno, ha explicado a este periódico que “los niños lectores desarrollan su creatividad y su imaginación. Se le despierta la mente”. Son investigadores, más receptivos y, para el placer de los padres, más tranquilos.
El verano puede ser una buena ocasión para animarles a disfrutar con los libros. Están de vacaciones por lo que la lectura no debe de ser presentada ni entendida como deberes escolares.
Es importante que la vean como una actividad lúdica y de ocio. Tal vez podría llegar a convertirse en su hobby preferido. Para ello lo importante es que se enamoren de un libro, de su libro.
“Recetas mágicas no existen”, asegura Morales, pero aconseja a los padres rodear a los niños de libros en casa, regalarles muchos libros, por su cumpleaños, Navidad… Además es bueno que vayan a las librerías y hacerles un carné en la biblioteca pública cercana a su casa y llevarles cada quince días.
La pedagoga Sara Lens considera fundamental que vean a sus padres leer y que sus padres les lean. “El cuento debe de ser entendido como un premio. Nunca se les puede castigar con no leerles un cuento”. Sugiere la experta exponer como un juego “la hora de la lectura” y premiarles con dejarles leer más tiempo.
“El libro se tiene que convertir en un objeto deseado por el niño”, apunta la maestra Morales que anima a los padres a pedir a sus hijos que les cuenten la historia que han leído o les describan las ilustraciones y la historia que se imaginan que describen.
Que elijan ellos
Algunas sugerencias en esta galería
La variedad es enorme. La cuestión, comenta Sara Lens, es “acertar con lo que a ellos les gusta. Conviene que sean ellos quienes elijan. No tienen porqué tener los mismos gustos que nosotros”. Este verano de Mundial tal vez se vuelvan locos con libros sobre fútbol, por ejemplo.
Dejarles escoger permitirá también los padres descubrir las pasiones de sus hijos. De pronto el niño sólo escoge los libros sobre los planetas, las estrellas… Se vuelve loco con la astronomía. Ante esta situación, la pedagoga recomienda animar a sus hijos con excursiones relacionadas con sus aficiones y con los libros que han leído. “Cuando acabes tu libro, vamos al planetario”, por ejemplo.
Unos niños lectores viajan por los cinco continentes, disfrutan contando historias, descubren, conocen y ven nuevas cosas. Realizan a diario un importante descubrimiento. La lectura infantil es una bendición para los padres, un acierto para su educación y desarrollo y una experiencia inolvidable.