Llorar o reír de ternura puede sanar el corazón Llegan a todos los lugares en los que pueden meter sus narices. Vestidos de blanco y con un maletín le dan más seriedad a sus payasadas. Y es que Sara Castro directora y docente de “Payasos de emergencia” se propuso tomar con seriedad sus bufonadas.
“Queremos revalorizar la palabra payaso. No se trata solo de hacer reír, sino más bien de cautivar. Hacer sentir bien a la otra persona”, comenta sin dejar de sonreír la maestra gestora de esta asociación peruana que apuesta por el cambio en la sociedad a través de métodos lúdicos.
En turno mañana o noche ellos están siempre en emergencia. Convertidos en transformadores sociales caminan por largas horas por los desolados pasillos de los hospitales. Están en busca de una conexión de amor. Todos tenemos un gran corazón y un lado lúdico encendido. ¿Cómo encontrarlo en medio de una desgracia?
El brillo en los ojos, o una media sonrisa en el rostro ya es un síntoma para atender el caso de emergencia. Para asistir a estos pacientes se requiere una capacitación, pero no precisamente de técnicas en enfermería, sino más bien en el arte de empatizar con el otro. Nos hemos convertido en los mejores asistentes de los médicos. No cualquiera puede lucir narices rojas y un delantal blanco.
¿Cómo empatizar a través del clown?
Todo el que quiere ser parte de los doctores de emergencia deben graduarse como tal. La Doctora Sara lo explica en una entrevista a La República: “Utilizamos el clown como una herramienta de autoconocimiento para transmitir amor otros”. El aspirante a payaso de emergencia debe sustentar una tesis en la que se pueda poner a prueba su habilidad para resolver cualquier situación difícil en un hospital.
Se trata de conectarse con otros seres humanos, para lograrlo nos convertimos por un momento en espejos. “Lo que el otro nos muestra es lo que soy también”, explica Sara. Esta técnica la llevamos a otros ambientes somos un hospital de campaña. Así funciona: buscamos curar con la ternura. La ternura sana: puede hacer llorar o reir.
Los doctores clown están capacitados para recrear un ambiente hospitalario sino no pueden graduarse como tales. Hasta el momento la asociación ha logrado mantenerse gracias a los talleres de formación para nuevos doctores de emergencia. La preparación dura un año y la realizan los propios payasos egresados.
Es mejor reír o llorar de risa
La doctora Sara sueña con llevar estas técnicas a las universidades para complementar los estudios de los estudiantes de medicina. “Es que a veces la ciencia no sana el alma”. Y en eso nadie les gana, revela la maestra de profesión.
Castro fundadora de esta iniciativa está convencida de que la medicina convencional puede complementarse con la medicina emocional que tiene como elemento la risa para lograr un mejor proceso de sanación de los pacientes.
Todos vimos gozar y reír desde el alma al propio San Juan Pablo II por más de 6 veces gracias a la habilidad de un clown llamado Diego Pool en Roma.
Por más de cinco años que tiene la asociación de fundada ha logrado contagiar las risas no solo en hospitales, sino también en albergues, cárceles, asentamientos humanos, parques o en cualquier lugar donde se requiera atención para las emergencias del alma. Ellos también supieron levantar los ánimos de los damnificados del Niño Costero en el país, como lo contamos hace unos años para Aleteia.
Todos vimos gozar y reír desde el alma al propio San Juan Pablo II por más de 6 veces gracias a la habilidad de un clown llamado Diego Pool en Roma. Juan Pablo II no paraba de reír. Los jóvenes profesionales integrantes de este grupo han transformado sus vidas solo haciendo reír a los demás.