La paz mundial comienza por una paz interior. Seamos pues generadores de paz
¿Quién no desea vivir en paz? Hacemos todo y de todo con tal de experimentar ese tan ansiado estado interior. Hasta cruzamos océanos para llegar a esos majestuosos lugares lejanos que nos transmitan sosiego, tranquilidad, armonía…
A veces es tantísima nuestra necesidad por sentirla que hasta caemos en lo absurdo creyendo que la podemos comprar o llegar a hacerla nuestra por medio de agentes externos como los cuarzos y todas esas cosas esotéricas que tan de moda están hoy en día. ¡Peligrosísimo!
Si tan solo entendiéramos y, sobre todo, aceptáramos que está tan al alcance de nuestra mano y que sentirla no cuesta un solo centavo.
La verdadera paz interior es fruto del Espíritu Santo. Cuando nuestra alma corresponde con docilidad a sus inspiraciones produciremos actos de virtud y frutos como la paz. Esto quiere decir que forzosamente necesitamos tener una disposición interior y cooperar ascéticamente para vivir virtuosamente.
El estado interior en el que tú y yo elijamos vivir será el que generemos a nivel, no solo familiar, sino mundial porque tanto el amor, la paz, la alegría, así como el mal humor y el odio se transmiten.
Entonces si de verdad queremos vivir en un mundo con paz necesitamos comenzar por tener paz interior de forma personal. Necesitamos ser como la luz del sol que los girasoles buscan porque la necesitan. Seamos de esas personas que a los demás se les antoje estar cerca de nosotros porque les transmitimos tranquilidad y todo aquello que provoca la serenidad.
¿Cómo puedes ser generador de paz?
- Reza, medita, platica con Dios. Cada mañana date unos minutos a solas con Él y por medio del silencio escucha su voz y permite que te llene de su paz.
- Detente a pensar antes de hablar, de escribir y de actuar. Es decir, reflexiona en lo que puedes generar con tus palabras al decir tal o cual cosa, al escribir ese mensaje o al actuar de aquella manera. Es importante que recapacites en cómo te sientes en ese momento. Si te sientes irritado seguramente vas a transmitir esa emoción y no generarás paz.
- Sé muy cuidadoso con lo que compartes en tus redes. El botón de “compartir” no manda ningún foco rojo o señal de ¡alerta! así que sé muy prudente a la hora de apretarlo. Sé delicado con los mensajes que escribes; con las noticias y las fotos que compartes o reproduces. Aquí también es importante que te detengas a pensar en qué es lo que puedes generar: paz, esperanza o intranquilidad, pesimismo, angustia.
- Genera buenas noticias y compártelas. ¡Y evita las malas! Trata de ser solo portador de buenas nuevas. Es muy triste que estas difícilmente se reproducen, pero las otras… ¡Uf! Como virus se propagan.
Vivir en paz no significa ausencia de problemas, sino esperanza en el Creador; certeza de que tras una noche oscura siempre sale el sol. Por lo tanto, cuando pases por un momento difícil que te pueda hacer perder tu paz interior invoca el Nombre de Dios y dile: “Dame esa paz que solo tú me puedes dar”, respira y a enfrentar la vida como venga, siempre en paz.
La paz es contagiosa. Elegir todos los días, a pesar de las circunstancias, vivir en ese estado, ser generadores de paz y no de odio; de esperanza y no de pesimismo. Sobre todo, en esta época en que las redes sociales se pueden convertir en eso, en fuentes de concordia y conciliación o, todo lo contrario. ¡La paz también puede hacerse viral!