La violencia no para y en la Marcha de las Flores vuelven a asesinar a madres y niñosLa crisis de violencia y represión que inició el 18 de abril en Nicaragua ya se ha cobrado la vida, asesinados, de por lo menos veinte niños. Y se acerca a las 300 personas muertas en todo el país.
La última noticia aterradora (pareciera ser que es la nota diaria de este país centroamericano), como sucedió en la Marcha del Día de las Madres, fue lo que sucedió en la Marcha de las Flores.
En aquella ocasión, las madres marchaban para solidarizarse con las otras madres, las de las madres de los jóvenes muertos hasta el 30 de mayo por las fuerzas leales al régimen de Daniel Ortega. Y terminó en una masacre que hizo que la Iglesia se levantara del papel de intermediación en la Mesa de Diálogo Nacional.
Ahora, en la Marcha de las Flores, organizada un mes después de la de las Madres (el 30 de junio) para protestar y mostrar al mundo que en Nicaragua se están asesinando niños y jóvenes, los paramilitares asesinaron –durante las manifestaciones—a una persona e hirieron a nueve más.
Al día siguiente, el domingo 1 de julio, mientras el Papa Francisco recordaba a Nicaragua en el Ángelus, asesinaban a siete personas más y herían a muchas otras.
Según ha informado Aleteia, el cardenal y arzobispo de Nicaragua, Leopoldo Brenes, se ha entrevistado con el Papa Francisco este pasado fin de semana en El Vaticano. En declaraciones a la prensa, Brenes ha dicho que Francis está “preocupado” por la “dolorosa” crisis en Nicaragua.
“Ha manifestado la cercanía con nosotros y ha pedido que siempre estará pendiente y que contemos siempre con su cercanía y en especial con sus oraciones”, señaló el purpurado nicaragüense. Y de hecho, Francisco ha querido unirse a los esfuerzos que están realizando los obispos de este país “y tantas personas de buena voluntad, en su rol de mediación y testimonio para el proceso de diálogo nacional en curso en el camino a la democracia”.
Más duro que la guerra
La Iglesia ha retomado su papel de mediación e insiste en que una condición para que se evite más derramamiento de sangre es que el presidente Ortega responda la petición concreta de los obispos de un adelanto de elecciones para marzo de 2019 y de nombramiento de nuevos jueces electorales y de la Corte Suprema de Justicia.
Y, también, que acate la exigencia –cada vez más secundado por la comunidad internacional– de que cesen las violentas represiones. Especialmente, que dejen de masacrar a niños y jóvenes estudiantes nicaragüenses.
El cardenal Brenes aseveró que desde el 18 de abril pasado hombres armados disparan a civiles que caminan “por las calles sin ninguna arma o alguien que está detrás de una barricada, quizás con un mortero, entonces, esto es mucho más duro que una guerra”.
“Lo habíamos visto en las dos guerras que habíamos tenido donde murieron más de 50.000 personas, pero habían personas armadas, un grupo armado contra otro grupo armado, pero en este caso no”, precisó, al reiterar que la Iglesia insistirá en el Diálogo Nacional.
La gran pregunta es si la llamada “pareja presidencial” de Nicaragua, Ortega y su esposa Rosario Murillo, escucharán el clamor internacional, el clamor popular y la misma palabra del Papa Francisco.