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¿Quién tiene miedo de los robots? Cómo cambia el trabajo… y las relaciones

ROBOT LAVORO

Shutterstock/Phonlamai Photo

Paul de Maeyer - publicado el 01/07/18

Toda medalla tiene su reverso. Pero aunque preocupe a muchos, la automatización avanza inexorable y hay que estar preparado

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“Máquinas inteligentes están sustituyendo a los seres humanos en innumerables tareas, obligando a millones de obreros y empleados a hacer cola en las oficinas del paro o peor aún, en la de los servicios sociales”. [1] La alarma la lanzaba en 1995 el conocido economista estadounidense Jeremy Rifkin en su libro El final del trabajo.

Encuestas en Norteamérica

Hoy, casi dos ciudadanos americanos de cada tres, o sea el 65%, considera que dentro de cincuenta años, computadoras y robots “harán gran parte del trabajo llevado a cabo actualmente por los humanos”, así lo revela una investigación publicada en marzo de 2016 por el Pew Research Center. Entre estos, casi el 15% está convencido de que esto sucederá “seguramente”, mientras que el 50% piensa que sucederá “probablemente”.

El mismo sondeo revela además que los que más preocupados están por el futuro son sobre todo obreros que llevan a cabo trabajos físicos o manuales. El 17% por ejemplo teme que su empleador sustituirá al obrero humano por máquinas o computadoras, mientras que entre los empleados que no realizan actividades manuales, sólo está preocupado el 5%.

A muchos estadounidenses, esta transición les preocupa. Lo confirma una encuesta realizada en mayo de 2018 por la Brookings Institution entre 1.535 internautas adultos. Mientras el 13% de los entrevistados ha respondido que la inteligencia artificial (abreviada, IA o también AI, del inglés Artificial Intelligence) no influirá en la ocupación, e incluso el 12% está convencido de que creará trabajo, más de una tercera parte (el 38%) ha declarado que reducirá en cambio los puestos de trabajo.

El 37% de los entrevistados no respondió, o respondió que no sabía. Respecto a las mujeres, los hombres se han mostrado también más propensos a declarar que la IA reduce puestos de trabajo: el 42% de los varones contra el 34% de las mujeres.

Además, casi la mitad de los norteamericanos, el 49%, sostiene que la AI reduce la privacy personal. Mientras el 34% no ha respondido o ha respondido que no sabe, poco más de un americano de cada diez (el 12%) ha dicho que no tiene ningún efecto sobre la privacy y el 5% cree que aumentará la privacidad de las personas. También en este aspecto, los hombres son más dados a responder que la inteligencia artificial reduce la privacy: el 54% de los varones respecto al 44% de las mujeres.

Muchos expertos son optimistas

Toni incoraggianti per il futuro del lavoro sono stati usati dai partecipanti ad una conferenza organizzata il 4 e il 5 giugno scorsi presso il prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT) a Cambridge (USA). Come sottolinea Tom Davenport su Forbes, figure come Tye Brady, direttore tecnico di Amazon Robotics, e Mellonie Wise, amministratrice delegata di Fetch Robotics, hanno rassicurato il pubblico. La Wise ha dichiarato ad esempio che i robot della sua ditta non hanno cancellato alcun posto di lavoro.

Anche se avanzano l’automazione e l’IA, in un modo o nell’altro il contributo umano sarà sempre richiesto. Ne è convinto l’economista canadese Joe Atikian, che offre alcuni esempi. Nei supermercati il numero di casse fai-da-te supererà presto quello degli sportelli automatici di banca, ma ciononostante quella di cassiere rimane una delle tre grandi mansioni più stabili, così osserva sul Globe and Mail l’autore del libro Industrial Shift: The Structure of the New World Economy.

Idem per gli aerei di linea. Da decenni ormai sono pieni di sistemi informatici ed automatizzati, ma il cosiddetto “problema dell’ultimo miglio” preclude finora aerei commerciali autonomi. Importante, così conclude l’autore, è offrire assistenza a quei lavoratori che “irrimediabilmente” rimarranno emarginati dagli sviluppi tecnologici che aiuteranno tutti gli altri a progredire.

¿Y Europa?

En lo que respecta al Viejo Continente, el Huffington Post presenta el caso de la ciudad inglesa de Sunderland, que a causa de los robots corre el riesgo de perder casi la tercera parte de sus puestos de trabajo.

La alarma fue lanzada el pasado mes de enero por una investigación del Think tank independiente Centre for Cities. A pesar de ello Sunderland, donde se encuentran entre otros los establecimientos de la Nissan, ha sido elogiada por el presidente de TechUK, la organización que representa a casi mil empresas del sector tecnológico, “como la ciudad que indica el camino a seguir”.

La ciudad acoge de hecho un innovador hub o centro tecnológico, llamado Sunderland Software City, que a través del  programa Go Reboot ofrece a jóvenes y menos jóvenes la posibilidad de asistir a cursos de formación y de reciclaje profesional. “Por cada puesto de trabajo potencialmente perdido, hay un puesto de trabajo potencialmente creado”, declara al Huffington Post la responsable de la formación profesional, Jill McKinney, que subraya la importancia de “desmitificar” el sector tecnológico y digital: son sectores como los demás, no algo que temer.

Un estudio publicado en 2015 por la conocida empresa de servicios de consultoría y revisión Deloitte confirma esta visión optimista, recuerda el Huffington Post. La tecnología ha contribuido a la pérdida de 800.000 puestos de trabajo menos calificados, pero al mismo tiempo hay “pruebas evidentes” de que ha permitido la creación de casi 3,5 millones de nuevos empleos más cualificados, subraya el estudio.

Son interesantes los datos que surgen de una investigación llevada a cabo por cuenta del Ministerio para la Investigación alemán del Zentrum für Europäische Wirtschaftsforschung (ZEW o Centro para la Investigación Económica Europea), con sede en Mannheim. Por un lado, explica el Spiegel Online, la automatización de los procesos productivos ha sustituido entre los años 2011-2016 al 5% de la fuerza laboral alemana, pero por otro esta pérdida ha sido plenamente compensada por la creación de nuevos puestos de trabajo. De hecho, entre 2011 y 2016 la digitalización ha llevado en total a un aumento de la ocupación del 1%, declara uno de los autores del estudio, Terry Gregory.

Un impacto similar lo tuvo en el pasado la introducción de la tecnología de la informática y de la computadora, recuerda el Spiegel. El uso masivo de la elaboración electrónica de los datos costó el puesto a muchos empleados y secretarias. Sin embargo, según el ZEW, la computerización hizo aumentar en el periodo 1995-2011 la ocupación en casi el 0,2% anual.

El reverso de la medalla es que las inversiones en nuevas tecnologías ha aumentado la desigualdad en el transcurso de los últimos cinco años. De hecho, concluye la revista, los sueldos de profesiones altamente retribuidas han crecido más rápidamente respecto a las retribuciones medias y bajas.

El mismo argumento fue desarrollado durante la citada conferencia en Cambridge por el premio Nobel de economía (1987), Robert Solow. La mayor preocupación del conocido economista del MIT es que los robots y la inteligencia artificial aumentarán ulteriormente la desigualdad, “ya importante y en aumento”.

Cada vez más omnipresentes

Aunque los robots y la llamada “industria 4.0” representan un reto tanto para los gobiernos y las empresas como para los trabajadores menos cualificados, los cuales tendrán mayores dificultades para reciclarse en el mercado de trabajo, sin embargo constituyen en cierto sentido un tren (quizás mejor un tren de alta velocidad) “que no hay que perder”. La misma Unión Europea lanzaba el pasado abril un ambicioso plan para desarrollar la IA y para “recuperar el gap con EE.UU., China y Japón”, escribe el diario online de economía digital e innovación Corcom.it.

El avance de los robots y de la automatización es de hecho imparable. Lo demuestran algunos ejemplos. Japón — el País del Sol Naciente, que no sólo está a la vanguardia en lo que respecta a la automatización, sino que mantiene a una población en descenso cada vez más anciana — se prepara para acoger en masse el fenómeno de los “cuidadores robot”. El gobierno espera que para 2020, cuatro ancianos de cada cinco aceptarán ser cuidados al menos en parte por robots, según señala el Guardian, que se basa en el plan de acción gubernamental New Robot Strategy. Japan’s Robot Strategy (2015). Así, explica el documento, el número de enfermeras y cuidadores que sufren dolor de espalda “se reducirá a cero” (p. 65).

También en Japón, los huéspedes de un smart hotel en Hamamatsucho, en el centro de la capital, Tokio, son ya acogidos en la reception por robots humanoides políglotas, revela Euronews.

Y en las salas operatorias de todo el mundo, también en las italianas, se abre camino la cirugía robótica. Desarrollado hace casi 20 años, en 1999, por la empresa estadounidense Intuitive Surgical, el robot quirúrgico Da Vinci está presente ya en unas setenta estructuras sanitarias italianas. El robot, aún controlado a distancia por un cirujano “de carne y hueso”, se utiliza sobre todo en las intervenciones de prostatectomia, de el tumores del abdomen y del útero, escribe el sitio robotiko.it.

Problematico y moralmente muy discutible es otro desarrollo: el de las muñecas robot del sexo [2]. provoca preocupación sobre todo la muñeca Roxxxy, de la empresa americana True Companion, que tiene una modalidad diseñada para resistirse a los avances del cliente. Según la activista Kate Parker, fundadora de la asociación Schools Consent Project, este diseño, Frigid Farrah — así se llama — normaliza la violencia sexual y el sexo no consentido. También para la robótica vale, por tanto, el proverbio de que toda medalla tiene su reverso.

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