Un análisis de miles de obituarios concluye que las personas religiosas viven hasta cuatro años más que los ateosTus creencias religiosas no solo moldean tu espíritu y tus valores, también tu forma de vida. Suelen estar presentes en tu círculo social, en tu familia… en definitiva, en tu forma de relacionarte con la vida en lo personal y en lo físico. En lo espiritual y en lo material. Tanto, que un reciente estudio científico de una universidad norteamericana acaba de señalar que el ser creyente también influye en la duración de la vida. ¿Cómo? A favor, es decir, es un factor positivo para la longevidad o lo que es lo mismo, los creyentes viven más años. ¿Cuántos? Una media de cuatro años más que los ateos.
Pero, ¿y en qué se fijan los científicos para llegar a tal conclusión? Miles de obituarios publicados en diarios en papel y digitales entre 2010 y 2012. Éste ha sido el material de estudio con el que durante varios años ha trabajado un equipo de la Universidad Estatal de Ohio para arrojar tal conclusión: si eres creyente tu vida será más larga.
El estudio analizó en una primera fase 500 obituarios de un periódico de Iowa. Una segunda parte del trabajo se abrió a todo el país, peinando 1.000 obituarios en 42 ciudades de Estados Unidos publicados en páginas webs de diarios.
Los obituarios, esos textos que los periódicos publican tras el fallecimiento de alguien, escritos bien por periodistas, bien por amigos o familiares a modo de despedida, suelen incluir datos clave sobre la vida del protagonista del mismo. Creencias, aficiones, círculo social….
Varios son los factores tenidos en cuenta por los investigadores además de las creencias religiosas. Y es que el género y si la persona estaba o no casada también afectan a la longevidad. Las mujeres suelen vivir más años, al igual que las personas casadas. A día de hoy nuestra dieta y los avances médicos han mejorado nuestra esperanza de vida. Pero hay más factores.
Según el estudio de la Universidad Estatal de Ohio, las personas religiosas suelen participar en organizaciones sociales y voluntariados, una socialización que se apunta en el estudio, ayuda directamente a vivir más tiempo.
Pero no sólo se hace hincapié en ese contacto con el resto del mundo. También en los principios que se transmiten desde la religión, como la gratitud, la meditación y la oración.
Tampoco se obvia que las religiones promueven prácticas sanas como no abusar del alcohol y no tomar drogas.
El estudio tuvo en cuenta también el ‘clima’ de convivencia en las ciudades de las que se recopilaron los obituarios, señalando que a mayor respeto a los valores y las normas, se aprecia también una mayor longevidad de sus habitantes.
Publicado en la revista digital ‘Social Psychological and Personality Science’ no es en absoluto el primer estudio sobre la relación entre religión y esperanza de vida. Y tampoco será el último.
Sus autores destacan que todavía faltan por conocerse, y explicarse de forma científica, muchos de los factores positivos que nos aporta el ser creyentes.