Actualizado el 7 de noviembre de 2018
Tiene 28 años. Nació y creció en el Bronx. De ascendencia portorriqueña. Se llama Alexandria Ocasio-Cortez. Sorprendió a propios y extraños, porque no tiene ninguna experiencia en la política. A lo más, fue voluntaria con Bernie Sanders. Antes había trabajado como dependiente de un bar.
Ha marcado un antes y un después en la política de Nueva York. En el primer martes electoral venció al veterano Demócrata Joe Crowley, “el rey de Queens”, en las primarias demócratas al Congreso de Estados Unidos.
La joven hispana, que había estado en la frontera con México para protestar por la política migratoria del gobierno federal, se llevó 57.5 por ciento de los votos del 14º distrito electoral.
Crowly, de 56 años, llevaba desde 1999 ganando ese distrito de la ciudad de Nueva York. “Este es el comienzo de un nuevo movimiento”, dijo Alexandria, nada más enterarse del triunfo. Es posible: la mayoría hispana de su distrito lo corrobora. Se trata de un talento innato.
También es miembro de los Socialistas Democráticos de América y ha sido respaldada por una variedad de organizaciones e individuos que se califican en Estados Unidos como “políticamente progresistas”.
Como estará de grande la sorpresa, que otro neoyorquino no demasiado proclive a tuitear en positivo contra los hispanos, celebró la derrota de Crowley con un mensaje en su humeante cuenta de tuiter: “Nadie se lo esperaba. Quizás él debería haber sido más amable y más respetuoso hacia su presidente”.
Del Flats Fix al Congreso
Ocasio-Cortez vino al mundo el 13 de octubre de 1989. Su padre –Sergio– murió en 2008. Su madre limpia casas y conduce autobuses. Estudió Economía y Relaciones Internacionales en la Universidad de Boston. Atendió la barra en el restaurante Flats Fix en Union Square, Manhattan. Tenía que completar el salario de Blanca, su mamá.
Según reveló a la revista America, Ocasio-Cortez su experiencia inicial surge al ver el tratamiento de su hermano por las autoridades de justicia de Nueva York, así como por su fe católica , “como parte de su deseo de ver una revisión de la encarcelación masiva dentro del sistema de justicia penal” estadounidense.
Su campaña costó diez veces menos que la de su rival Crowley. Y estuvo llena de frase con jiribilla hispana: “Se supone que las mujeres como yo no deben postularse para un cargo público”, o “Nací en un lugar donde tu código postal determina tu destino”. Decidió entrar a la política cuando Trump llegó a la Casa Blanca.
La joven sensación de Nueva York hizo una campaña en la que destacó la importancia de la atención médica universal, la universidad gratuita y la reforma de la justicia penal. Es una de las 130 mujeres que han ganado elecciones primarias para ir al Congreso. En noviembre se enfrentará al candidato Republicano Anthony Pappas.
La revista Time calificó su victoria de “la mayor sorpresa de las elecciones de 2018 hasta ahora”.
La pérdida de Crowley fue descrita en The New York Times como “una impactante derrota primaria el martes, la pérdida más significativa para un titular demócrata en más de una década, y una que repercutirá en todo el partido y el país”.
Su distrito de Nueva York es un distrito de tradición Demócrata, que incluye partes de Queens y el Bronx. Casi la mitad de la población es hispana. Y portorriqueña. Y es, desde ahora, la mujer más joven elegida para el Congreso de Estados Unidos.
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