Ahmed Musa no es indiferente a las necesidades de su país, NigeriaAhmed Musa, independientemente de como termine el andar de Nigeria en este Mundial, fue una de las figuras de la primera ronda. Por carisma, por velocidad, por convertirse en el primer nigeriano en marcar goles en dos mundiales, y por una trayectoria humana que salta a la luz y muestra que en el Mundial puede haber héroes más allá de lo que hacen en el campo de juego.
Nacido cuando las águilas negras comenzaban a sonar fuerte en el fútbol mundial, en 1992, Musa fue abandonado por su padre cuando tenía siete años, y se crio con su madre y siete hermanas. El fútbol fue su salida de la pobreza. Comenzó profesionalmente en el Kano Pillars de su país, luego saltó al VVV Venlo, de Holanda, al CSKA Moscú y pasó un tiempo por el Leicester inglés, antes de regresar al club moscovita, en el que milita actualmente.
Devoto de la religión islámica, y respetuoso del ramadán, nunca se ha quejado de su cumplimiento. Y consciente de las desigualdades y la crisis que padece su patria, pese a que hace alarde de algunos lujos, donó este año tres mil bolsas grandes de arroz para el período de ayuno, aclarando en la bolsa que no eran para vender. Un gesto necesario para un pueblo que en su gran mayoría vive en la miseria. Eso sí, plasmó su rostro en las bolsas.
El mismo guiño de autorreferencialidad lleva el emprendimiento que montó en su país para dar trabajo a sus amigos que vivían en la marginalidad. Montó para emplearlos gasolinerías que bautizó Myca, tal como se pronuncia su apellido, con el número de su dorsal, 7. No sólo eso, pagó la fianza de 40 jóvenes en prisión bajo la promesa de buena conducta y les dio trabajo en ellas.
En Nigeria, al menos 100 millones de personas viven en la pobreza, pese a que de él provienen algunos de los millonarios más acaudalados de África. Los índices de desigualdad se encuentran entre los más acentuados del mundo. En ese contexto, el 50% de los jóvenes, se estima, están subempleados o directamente en el paro. Y para colmo, la guerrilla Boko Haram hace estragos en la población.
Recientemente, Unicef dio cuenta que desde que estalló el conflicto de Boko Haram hace casi nueve años, más de 2000 maestros fueron asesinados y 1400 escuelas destruidas, entre otros estragos.
En ese contexto, la selección nigeriana, comandada en este mundial por Musa, pero antes por glorias del fútbol como Nwankwo Kanu o Jay-Jay Okocha, es esperanza e ilusión para un pueblo que en su abrumadora mayoría las ha perdido.