Más de 30.000 personas padecen dificultades auditivas en Paraguay, una cifra que interpela y que se transforma en clamor para “romper barreras”Aquel día, hace ya 15 años, ambos llegaron al Hospital de San Pedro del Ycuamandyyú, en Paraguay, de forma desesperada y con dificultades para hacer entender a los presentes su dificultad para contar lo que le estaba pasando.
A primera vista, lo único que se apreciaba es que la ida al centro asistencial tenía que ver un embarazo avanzado. Pero fue gracias a un papel en el que estaba registrada una única consulta en la que se pudo constatar que se trataba de un embarazo post-término, por lo que la mujer tendría que haber dado a luz con antelación.
De forma inmediata en el hospital se procedió a realizar una cesárea de emergencia, pero las noticias no eran alentadoras: el niño había nacido sin signos vitales y con el cordón umbilical con en estado de descomposición.
La gran pregunta que se hacían los médicos, y en particular una obstetra Blanca Duarte, era saber cómo hacía para trasmitirle una noticia tan desalentadora a dos personas que habían llegado de forma desesperada y que compartían una característica en común: ambas eran sordomudas.
Fue en ese momento cuando sucedió lo inexplicable:
“Se trajeron tres balones de oxígeno en el lapso de 20 minutos. Luego viene llegando el anestesista con el suyo y hace el mismo procedimiento, y es entonces que, llorando y con los brazos abiertos, le pido a Chiquitunga que interceda a su favor para que obre el milagro de la vida”, cuenta Duarte a ABC de Paraguay.
Y sucedió, Ángel Ramón, el recién nacido hijo de dos personas con dificultades auditivas, logró sobrevivir y se convirtió en el protagonista del milagro que transformó a Chiquitunga en la primera beata de Paraguay.
La historia de Ángel, su madre Liz y la lucha por la vida quizás sea conocida por muchos a raíz de la notoridad que cobró en las últimas semanas la beatificación de esta mujer. Sin embargo, en los últimos días “salieron a la luz” otros datos que dan cuenta y confirman las barreras que aún padecen las personas sordas en Paraguay.
“La mayoría de los jóvenes no saben leer ni escribir correctamente porque el sistema es oralista, para las personas oyentes; las personas sordas necesitamos aprender una lengua y esa es la lengua, una lengua viso-sexual que debe estar contemplada en el currículum, como lo establece la convención, pero hacer caso omiso. Nos enseñan con estrategias hasta violatorias para poder hablar , expres Emilio Pineda, presidente de la Federación Cultural de Personas Sordas del Paraguay a ABC.
Este hombre se ha animado a denunciar una situación que afecta a un segmento de la sociedad, más de 30.000 personas ,con dificultades para desarrollar la rutina cotidiana.
Para Pineda, esta situación representa una violación a la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad en cuanto a la omisión de las personas sordas en proyectos sobre educación inclusiva y la falta de promoción del lenguaje de las señas en el currículum educativo.
“Nosotros tenemos sufrimientos por los niños que tienen mucho más barreras para poder comunicarse. En Paraguay no tenemos el derecho a la palabra, somos discriminados desde pequeños hasta grandes. Nosotros no podemos compartir o integrarnos porque no nos dan la lengua de señas “, prosigue.
A esto se suma la falta de intérpretes en algunos centros educativos y los inconvenientes para la inserción en el mercado laboral.
Es por todo esto que la parte de los representantes de las personas sordas en Paraguay se reclama una atención urgente para visualizar un tema que hace años pasa desapercibido, pero que genera barreras y contradicciones que necesitan mayor apoyo,
Y mientras esto sucede también es bueno volver a tener presente historias como la de los padres de Ángel, pues en definitiva, quedó comprobado, detrás de estas situaciones también puede haber un gran milagro.
Con información en base a ABC