“Por primera vez desde niño estoy viendo el lago completamente seco”, expresaba hace un tiempo a través de un especial de Univisión Valerio Rojas, un veterano aimara que vivió durante toda su vida a orillas del Poopó, el segundo más grande de Bolivia luego del famoso Titicaca.
“Es un desierto. Solamente un desierto”, afirmaba acongojado este hombre para un informe cuyo nombre era más que elocuente, “Los huérfanos del lago Poopó”. En aquel entonces, incluso, la situación hizo que varios de los pobladores tuvieran que buscar nuevos horizontes, o sea, migrar.
Valerio fue uno de los primeros que alertó a la prensa local sobre la situación dramática del lago ya en diciembre de 2015, noticia que luego tendría eco internacional.
Sin embargo, meses después, el panorama desolador comenzó a cambiar y el lago, a comienzos de 2017 empezó a recuperar caudal de agua perdido, por ende,volvió a la vida.
Siembran 100.000 peces
En los últimos días la buena nueva para los habitantes del lago Poopó prosiguió luego de que se llevara a cabo una acción por demás significativa con el fin de reactivar la economía alrededor del lago Poopó.
Así pues, de la mano de las autoridades, fueron sembrados100.000 alevines de pejerrey para que los pescadores locales mantengan la esperanza y no sigan abandonando el lugar. La noticia, reproducida en diversos medios de comunicación, entre ellos la oficial Agencia Boliviana de Información (ABI), da cuenta de un beneficio para 14 cooperativas pesqueras de la región.
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“Hemos traído alevines de Tiquina alrededor de 100.000 para sembrar (en el lago Poopó) y se convierta en carne, en ocho meses tendríamos 17 toneladas de pejerrey, en plata estamos hablado de más de 1 millón de bolivianos”, expresó el gobernador de Oruro, Víctor Hugo Vásquez, indica ABI.
El propio gobernador explicó, prosigue ABI, que “el lago Poopó tiene una vida cíclica, algunos años se seca y en otros se llena, ese ciclo tiene entre 15, 50 y 100 años, en referencia a la extrema sequía que sufrió ese acuífero en 2015”.
En el momento de plenitud el Poopó llegó a cubrir una extensión 4.000 kilómetros cuadrados en su máximo registro, teniendo actualmente un promedio de 2.000 kilómetros, continuó explicando la autoridad.
“En este momento el espejo del agua está sobre los 1.400 kilómetros cuadrados”, precisó.
Por último, Vázquez también pidió a los pescadores que tengan disciplina y respeto de la veda para que el pejerrey ahora pueda reproducirse y crecer de forma adecuada, pues representa de momento la única vía para lograr el objetivo de la reactivación de la actividad piscícola a través de la siembra de alevines y la generación de recursos para más de 300 familias de la región.
Paciencia y “milagro”
“Después hemos pensado: ‘retornará, volverá el lago’. Algo va a entrar y se va a reproducir, vamos a esperar”, expresaba Valerio en tiempos de sequía, angustia y desolación para las personas que dependían de lago para sobrevivir.
Aquella corazonada de Valerio, que también puede ser interpretada como una profunda plegaria en pos de la esperanza, hoy se hace realidad. Algo pasó, la vida retornó, pero ahora también se hace necesaria la paciencia para darle tiempo al objetivo.
¡Cuánto de Laudato Sí, la famosa encíclica del papa Francisco sobre la “casa común”, hay también detrás de todas estas situaciones y vidas que dependen del agua y sus recursos como fuente para seguir viviendo! Custodiar este lago también es una responsabilidad.
En tanto, a la luz de esta nueva situación, lo que ocurre en el lago Poopó para la ciencia quizás se trate de “ciclos”, pero para Valerio y el resto de estos pobladores, considerados en su momento refugiados ambientales, esta “multiplicación de peces” es un verdadero “milagro”.
Hoy celebramos a...