La Cuaresma está llegando a su fin.
No olvides a Aleteia en tu ofrenda cuaresmal
para que brille la esperanza cristiana.
¡Apoya a Aleteia!
Sucedió en el año 1873 bajo la presidencia del Gabriel García Moreno, un hecho que colocó a Ecuador en un lugar de privilegio para la observación de los cuerpos celestes dispersos por el universo, por ende, para la ciencia. Se trata de la fundación del Observatorio Astronómico de Quito (OAQ), uno de los más antiguos de América Latina considerado “Patrimonio Monumental de la Nación”.
Por estos días este observatorio cumple 145 años de funcionamiento, pero detrás de este hito científico emerge la figura de otro hombre, un cura de origen alemán llamado Juan Bautista Menten, quien se encargó del diseño de su estructura desde el año 1872.
Precisamente, recuerdan diversas reseñas biográficas, la principal tarea de este sacerdote, su primer director, estuvo enfocada en la elección y compra del terreno más adecuado por su construcción.
“El plano que sirvió para el diseño y ejecución del Observatorio, fue compuesto tomando como modelo varios observatorios europeos, principalmente alemanes. La mayor parte fue del Observatorio de Bonn, uno de los mejores de época”, recuerda el propio sitio del observatorio.
Una de las principales particularidades de este observatorio, que lo transformaron en uno de los mejores del mundo en su momento, tenía que ver con su cercanía a la Línea Ecuatorial del planeta.
“Fue construido como un observatorio astrométrico, es decir, que disponía de instrumentos para determinar las posiciones de los cuerpos celestes. Estos datos eran muy importantes, ya que no se tenían datos precisos de la zona Ecuatorial y los instrumentos del observatorio nacional ayudaron a establecer el catálogo fundamental de estrellas: el FK5”, señala a El Comercio Ericsson López, doctor en Astrofísica y director del OAQ.