Es un regalo original, pero ¿dónde conseguirlo?Las estrellas nos llaman poderosamente la atención. Las contemplamos en el firmamento y nos envuelve el misterio de su existencia: nos acompañan en cada jornada y aún así sabemos muy poca cosa de ellas. La belleza del cielo en la oscuridad hace que muchos poetas les hayan dedicado hermosas palabras.
“Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo”, escribió Shakespeare.
Con ánimo de entregar a una persona especialmente amada un regalo único e inolvidable, seguramente a más de uno de ustedes se les ha ocurrido bautizar una estrella con el nombre de esa persona. ¡Qué maravilloso poder elevar cada noche la mirada y buscar aquella estrella que lleva el nombre del ser querido!
Así que, manos a la obra. Vamos a internet y buscamos alguna web que nos indique qué pasos hemos de seguir para hacernos con el nombre de una estrella en exclusiva. Tecleo “poner el nombre a una estrella gratis” y aparecen 32 millones de resultados. Ya lo dijo Yavé a Isaac en el Génesis, pienso para mí: “Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo”. Hay mucha gente interesada en el asunto, por lo que veo.
Gratis no va a ser
Así que entro en las páginas más importantes. Ya veo que gratis no va a ser. La mayoría ofrece el servicio de venta de una estrella por 19,95€. Hay incluso anuncios en Google. Prometen que te entregan un certificado de la estrella con el nombre que tú has decidido ponerle.
Pero al poco veo que cada uno te da un certificado de su empresa. Entonces, me planteo: ¿No hay un organismo internacional que coordine los nombres? Así, ¿mi estrella puede ser también de otros porque han comprado el certificado del nombre a otra empresa? El romanticismo empieza a hacer aguas. Ni gratis ni fiable.
Al rato de circular por internet y si uno no tiene mucha prisa por comprar el nombre de una estrella, descubre que solo existe una entidad a la que creer: la Unión Astronómica Internacional.
La UAI es la autoridad mundial en astronomía. Al consultarles si es posible poner nombre a una estrella, responden con estos criterios:
- Las estrellas no reciben por lo general nombres de personas. Se les da un número de referencia o de catálogo.
- Solo algunas estrellas tienen nombre histórico, en griego, latín o árabe. Por ejemplo, Orión, Pegaso o Ji Ursae Majoris (de la constelación Osa Mayor).
- Con carácter excepcional, algunas estrellas reciben nombres de personajes históricos. Muchos de ellos corresponden al astrónomo que las descubrió o que descubrió una propiedad importante de ellas: por ejemplo, la Estrella de Babcock o la Estrella de Barnard.
- Los cometas llevarán el apellido de su descubridor.
- Los asteroides llevarán el nombre que decida su descubridor.
Así que, ya saben, olviden el timo de las empresas y webs que prometen la venta del nombre de una estrella.
Pero si la idea de regalar una estrella les sigue pareciendo demasiado preciosa como para olvidarla, la alternativa que nos queda es sencilla y gratuita: localicen el astro que les gusta, tomen un papel especial y a mano o en ordenador escriban un certificado. Más personalizado imposible.
Desvelo Mayor
No duermes. No. No duermo. Nos estamos hablando en las estrellas.
Somos aquí dos glorias reflejadas en la paz de la tierra.
Juan Ramón Jiménez
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