separateurCreated with Sketch.

¿Las estatuas que lloran son milagrosas o son un engaño?

WEEPING,STATUE,MARY

Virgen que llora

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Philip Kosloski - publicado el 20/06/18
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
La Iglesia siempre es precavida al investigar sucesos extraordinarios y los católicos no estamos obligados a creer en ellos, somos invitados a interpretarlos desde la oración

Las noticias de estatuas que lloran saltan a los titulares todos los años, atrayendo miles de cristianos que buscan pruebas de lo divino. Muchos ven su fe restaurada y encuentran paz y consuelo en estos supuestos milagros.

¿Son milagrosas las estatuas que lloran?

Como con las apariciones de la Santísima Virgen María, a los católicos no se les exige creer en ninguna estatua que llore, en revelaciones privadas ni en acontecimientos milagrosos, ni siquiera los aprobados.

Quizás estén aprobados por la Iglesia para devoción local o universal, pero no son parte del “depósito de la fe”.

Sin embargo, la Iglesia no deja de investigar todos los supuestos milagros para determinar si, en efecto, son algo de “origen divino” o bien el resultado de un proceso natural o, en algunos casos, un fraude que alguien ha creado para atención personal.

El obispo local inicia una investigación que conduce un equipo de científicos y expertos que pueden descartar o confirmar las causas naturales. Además, se consulta a teólogos para estudiar los sucesos y ver si existe alguna conexión espiritual.

Análisis científico

Michael O’Neill, el “Cazamilagros”, explicó a Catholic News Agency algunos de los pasos que suceden entre bambalinas:

Se recogen las lágrimas y se analizan para ver si son humanas (en algunos casos falsos se ha encontrado incluso grasa de cerdo) y las estatuas pueden ser radiografiadas para descartar cualquier mecanismo interno usado para imitar fraudulentamente el flujo lacrimal (…) Algunos iconos llorosos han resultado tener causas naturales: condensación o goteras en conductos en la pared de detrás de ellos. En muy raras ocasiones, no se ha encontrado ninguna explicación para estas lacrimaciones (lágrimas), así que son dignas de creencia como milagrosas.

A diferencia de la mayoría de apariciones marianas aprobadas, las estatuas que lloran y son consideradas “milagrosas” normalmente no tienen un mensaje específico.

Los fieles cristianos estamos invitados a interpretar desde la oración los acontecimientos por sí mismos.

En muchos casos, el mensaje oculto se conecta con un suceso reciente y algunos consideran en el momento del milagro que Dios invita al mundo a hacer penitencia y reconciliarse con Él.

Para otros, el mensaje es más personal y es una manifestación pública del amor que Dios o la Virgen María sienten hacia ellos.

Sea cual fuere el caso, las estatuas que lloran siempre se tratan con escepticismo en la Iglesia hasta que se pueda demostrar su veracidad.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.