Los bebés son las manifestaciones sinceras de amor por parte de los padres y de todo el contexto familiar. El afecto es el motor más grande y más eficaz para el sano crecimiento y desarrollo de los hijos. Tu bebé aprende más al interactuar con los padres y hermanos que con cualquier juguete. A través del contacto reconocerá que es amado, aceptado y comenzará a conocer su cuerpo; el afecto que recibe es el mejor motor para estimular su desarrollo e involucrarlo en las actividades cotidianas de casa.
6 ideas para estimular a tu bebé
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¿Cómo reaccionan los bebés a los estímulos?
Responder a sus solicitudes le harán ver que sus necesidades pueden ser cubiertas y esto hará que se sienta confiado y seguro. Recuerda que cada niño es único, por eso es importante que descubras lo que le gusta o le disgusta a tu bebé y permitas que te guie y dirija el juego.
Adapta y regula los estímulos que le proporcionas a tu bebé para que sean apropiados para su nivel de desarrollo, de modo que apoyes su aprendizaje sin forzar su curso de maduración. La clave está en que le proporciones experiencias en las que haya un balance entre el reto y el apoyo.
Es conveniente que conozcas cuáles son las pautas de desarrollo que tu bebé debió de haber alcanzado de acuerdo a su edad, pues a partir de éstas podrás proponer actividades específicas que le permitan alcanzar los logros más importantes en cada etapa.
Por ejemplo:
– Si sabes que en el primer año de vida los niños aprenden a caminar solos, dicen sus primeras palabras y comienzan a manipular cosas, podrás planear juegos en los que ellos puedan practicar estas habilidades.
– Si notas que tu bebé está aprendiendo a rodar y a voltearse para quedar boca abajo, puedes colocar un objeto a su lado, que pueda alcanzar cuando se voltee.
Generalmente cuando algo llama la atención de los niños tienden a responder, sonreír y se muestran participativos, por el contrario, cuando un estímulo no les interesa, es muy intenso o cuando están cansados, se alejan de éstos, se ven enfadados, inquietos o distraídos y es común que se quejen o lloren pues están más irritables o sensibles.