Aquí tenéis unas propuestas de actividades veraniegas de eficacia comprobada, de una madre a otra
Estos días mi hija de 12 años me recuerda constantemente que el final de curso se acerca y que las vacaciones escolares están a la vuelta de la esquina. Ante estas palabras pienso por un lado, que el verano es fantástico porque adoro a mis hijos y odio los deberes pero, por otro lado, me agobio al saber que tengo que trabajar a jornada completa mientras mis niños están en casa conmigo todo el día.
Así que, con espíritu de supervivencia he reunido algunas ideas sencillas para proponerles cada vez que me digan eso de “Mamá, me aburro”. Y, como sé que muchas otras madres y padres como yo viajamos en el mismo barco, os las quiero compartir en esta galería:
Ah, rebotar piedras en el agua… Mi abuelo solía llevarnos a largos paseos los domingos de verano y parábamos para mejorar nuestras habilidades de hacer saltar piedras sobre la superficie del agua, durante horas. Yo nunca le pillé el truquillo, pero sigue siendo uno de mis recuerdos favoritos.
Otro plan que tengo para el verano es asignar a cada uno de mis hijos un día para hacer la cena. Sé que suena a locura ambiciosa, pero no estoy hablando de un menú de cuatro platos; cuando le toque al de 5 años, mis expectativas no van más allá de unos cuestionables sándwiches de mantequilla y jamón york. Eso sí, los comeremos con gusto. Y aquí está la sorpresa: los hermanos mayores estarán encargados de supervisar y ayudar a los menores cuando les toque cocinar.
Esto es doblemente brillante: primero, me deja las tardes libres para centrarme en el trabajo mientras los niños están ocupados, y segundo, ayuda a fomentar la independencia y, con un poco de suerte, a que haya más iniciativas culinarias a lo largo del año. Sé que harán falta unas cuantas semanas de intervención maternal para que despegue este plan, pero el verano es laaargo. Es un precio que estoy dispuesta a pagar.
También voy a apostar por algunos juegos de cartas clásicos (¿a quién no le gusta el Uno?), puzzles, herramientas para manualidades y, lo más importante, un carné de biblioteca para todos.
No os sorprendáis horrorizados, hace pocos meses que volvimos a Texas y los carnés de biblioteca no han estado muy arriba en mi lista de prioridades. Pero con la inmensa cantidad de tiempo libre que tendremos que llenar en el futuro inmediato, de repente los carnés están ARRIBA Y SUBRAYADOS en la lista. La semana que viene, o hay carnés o hay carnés, una de dos.
Ya que es todo el pueblo el que educa a los niños, decidme en la sección de comentarios cuáles son vuestras mejores ideas de actividades veraniegas para liberar el tiempo de padres y madres y mantener a los pequeños ocupados. ¡Compartir es amar!