Buscan darle impulso al descubrimiento de un lugar lleno de paisajes, emprendimientos y también turismo religioso Puéllaro, Perucho, Chavezpamba, Atahualpa y San José de Minas. Estos sitios rurales están a unos 60 kilómetros de la capital ecuatoriana de Quito y forman parte de la denominada “Ruta Escondida”, un lugar maravilloso que quiere salir a la luz.
Efectivamente, de alguna manera así lo indica su nombre y también tiene mucho que ver con el camino construido por los indígenas durante la época precolonial. Pero es en esta zona de Ecuador donde también se hace eco la fuerte la amabilidad, la buena gastronomía, además de los paisajes y lugares cargados de religiosidad. Es tan solo llegar al lugar para que un nombre genere sorpresa. “Jardín Frutal del Ecuador”. Exacto, la variedad de frutas y otros productos de la tierra es uno de sus emblemas.
Puéllaro es la localidad que le da entrada a la “Ruta Escondida”. “El recorrido inicia en la Iglesia (San Pedro), cuya construcción data de 1820. Una obra monumental, edificada con las manos de los pobladores de esta parroquia rural y cuyos planos fueron realizados por el padre Pedro Bruning”, recuerda el portal Quito Informa.
“Como iglesia de Puéllaro, se encuentra prestando, también, este servicio que se llama Proyecto mirador Torres San Pedro de Puéllaro. La idea es resaltar el valor arquitectónico de esta iglesia tan maravillosa de San Pedro de Puéllaro para que la gente pueda conocerla, primero los propios de la población y de toda la ruta escondida, para poder visitar la iglesia con guías, y poder conocer la historia, datos generales, de la iglesia de la construcción, en la parte superior para admirar los paisajes de la población”, expresa el párroco local Javier Garcés.
Posteriormente, aparece Perucho como la siguiente parada. “Este lugar está lleno de colores, olores y sabores. Árboles frutales de chirimoyas, naranjas, cerezas chinas, aguacates y guabas son un ejemplo de la fertilidad de las tierras de ‘Perucho’”, agrega Quito Informa.
En el caso de la iglesia, la construcción data del siglo XVII. Está compuesta por una estructura de madera, siendo uno de los grandes atractivos. “Los visitantes podrán regocijarse de los cantos de los pájaros y observar desde el campanario de la Iglesia a varias lechuzas, disfrutar de un licor de mandarina y servirse el famoso sancocho peruchano”, agrega el portal.
Pero hay mucho más a lo largo y ancho de un camino que prosigue en las otras localidades que integran la “Ruta Escondida”. A continuación, tan solo algunas de las imágenes (Perucho y Puéllaro) y paisajes que no debes perder de vista si planeas lanzarte a la aventura y visitar este lugar escondido de Ecuador: