“Me decanté por la geriatría porque la ternura que me transmitían mis abuelos me llevó a pensar que las personas mayores son fuente de sabiduría, de calidez, de humanidad y de saber estar“.
Quien habla es Ana Urrutia Beaskoa, directora de la Fundación Cuidados Dignos en España. Médico vocacional, forma parte de la Fundación Ashoka, que recibió el premio Príncipe de Asturias de Cooperación en 2011.
Urrutia es médico vocacional. A los 9 años, según cuenta, ya hojeaba las revistas médicas que le llegaban a su abuelo y estaba decidida a sacar Medicina para estudiar lo mismo que él.
Su máximo interés es cuidar a las personas, algo que parece obvio y, sin embargo, requiere voluntad. A Urrutia, al comenzar a ejercer la profesión entre ancianos, personas débiles y frágiles, dependientes y vulnerables, le pareció que había que cuestionarse los modos de atender al enfermo.
¿Atar?, ¿sujetar al enfermo?,¿sedarlo para que no moleste? Hay toda una serie de prácticas que Urrutia quiere desterrar del imaginario colectivo. Sobre todo se centra en la sujeción (que es una práctica habitual en España) y por eso habla de ella en el libro “Cuidar. Una revolución en el cuidado de las personas” (ed. Ariel) para intentar que todos cambiemos de mentalidad y no se sujete a ningún enfermo.
“No sujetar habla de dignidad en el cuidado, de cuidado centrado en la persona, de derechos, de calidez y en definitiva, de humanización en el cuidar”, afirma.
Ana Urrutia ha elaborado un libro ameno y de lectura fácil, en el que presenta los casos de familias, médicos, personas enfermas y personal sanitario que han sabido adecuar la atención al paciente para que esta sea la mejor en cada caso. Su secreto: el amor y el respeto a la persona.
Habla de las caídas, de los nervios, de la desmemoria, de los beneficios de la fisioterapia, de las posturas, de las visitas, de las conversaciones… Todo nos suena si hemos estado al lado de una persona enferma de larga duración o terminal.