Comenzó el Diálogo Nacional en medio de la crisis del país latinoamericano En el primer Día del Diálogo Nacional para superar la enorme crisis abierta por la represión a los estudiantes del régimen encabezado por Daniel Ortega en Nicaragua, la Iglesia católica –la única institución que puede mediar entre el gobierno, los estudiantes y los empresarios– mostró su esencia, la de ser “puente, hospital y madre”.
Iniciado este miércoles en el Seminario Interdiocesano de Nuestra Señora de Fátima, en Managua, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad y con la presencia de estudiantes, líderes empresariales y el gobierno, encabezado por Ortega, la Conferencia Episcopal Nicaragüense (CEN) comenzó a ejercer su papel de intermediaria para lograr apaciguar los ánimos y encontrar un futuro posible a la nación centroamericana hoy envuelta en las sombras de la violencia.
Mensaje de Su Eminencia Reverendísima Cardenal Leopoldo José Brenes durante la sesión inaugural del Diálogo Nacional. "Con ánimo firme les pedimos ser artífices y constructores de La Paz". https://t.co/vo9wclxNRR #YoRezoporlaCEN
— Conferencia Episcopal de Nicaragua (@CENicaragua) May 16, 2018
Según informes de agencias internacionales y de los propios agraviados por la represión del Ejército, las policías y las juventudes sandinistas, las protestas de jóvenes estudiantes derivadas de una imposición a las pensiones que quiso hacer el régimen sandinista, ya alcanzan 53 personas muertas y más de 60 desaparecidas, aunque Ortega lo ha negado pidiendo a los estudiantes que le entreguen las listas reales para darles respuesta puntual a cada uno de los casos.
“Hemos invitado a la Comisión Internacional de Derechos Humanos a acompañar este esfuerzo. Pedimos (a los estudiantes universitarios) la lista de las muertes y desapariciones que hay en Nicaragua, y no utilizar la falsedad. Hacer una lista y entregarla también a los obispos, les mostraremos que no hay una sola persona desaparecida, que no hay un solo prisionero, que todos han sido liberados”, dijo Ortega al principio del encuentro.
Ante esta petición, Madalaine Caracas, estudiante de Comunicación de 20 años, tomó el micrófono y uno a uno leyó frente al presidente Daniel Ortega la lista de universitarios asesinados durante la represión ordenada por el mandatario en Nicaragua. “¡Presente!”, gritaban los jóvenes que pudieron estar en la sala, al escuchar el nombre de cada muerto.
Por su parte, Lesther Alemán, un joven de 20 años que estudia Comunicación Social de la Universidad Centroamericana, se convirtió en la voz del movimiento estudiantil. “Esta no es una mesa de diálogo. Es una mesa para negociar su salida y lo sabe muy bien porque el pueblo es lo que ha solicitado”, dijo Alemán, con voz firme, tras arrebatar el uso de la palabra al propio presidente Ortega, quien lleva once años gobernando Nicaragua.
En el mensaje de presentación del cardenal Leopoldo Brenes, los obispos de Nicaragua dejaron en claro que han aceptado “este difícil y complejo desafío y emprender en carácter de mediadores y testigos”, porque consideran que es “el único camino admisible, para conciliar los más altos anhelos de cada uno y encontrar juntos las posibles salidas y soluciones a las demandas y expectativas tan complejas como diversas, pero esencialmente idénticas en su esencia y aspiración suprema”.
Los obispos nicaragüenses hicieron énfasis que solo a través del diálogo y de la escucha “podemos ayudar a construir un mundo mejor, haciendo que sea lugar de acogida y respeto, contrarrestando así las divisiones y los conflictos”.
Más adelante, en su mensaje, el cardenal Brenes, presidente de la CEN dijo que la misión de la Iglesia católica universal y la particular de Nicaragua, se puede resumir en tres puntos: “La Iglesia es puente Los puentes conectan los puntos distanciados; La Iglesia es hospital de campaña en las contiendas. Tenemos muchas vidas que salvar y heridas que curar, no olviden jamás esto: lo que está en juego son personas; La Iglesia es Madre. En una familia cuando los hermanos se pelean, la madre está en medio”.
Para concluir, el cardenal Brenes pidió al presidente Ortega (quien estuvo acompañado de su esposa y posible sucesora, la vicepresidenta Rosario Murillo), “dar esos pasos positivos de buena voluntad para el éxito de este Diálogo Nacional, los cuatro puntos que mis hermanos obispos han presentado a su persona en misiva enviada en días pasados”.
Por lo pronto, los “pasos positivos” exigidos por los obispos, Ortega se ha limitado a mirarlos de lejos. El acuerdo al que, según Ortega y Murillo se llegó en esta ocasión fiue la metodología de las mesas de diálogo… Al salir del Seminario Interdiocesano de Nuestra Señora de Fátima, en su Mercedes Benz blindado, la multitud que lo esperaba, le gritó las mismas consignas que cuando guerrillero gritaba Ortega a la dinastía Somoza que gobernaba su país.