En lo que parece haber sido un ligero cambio de opinión en uno de los reyes más despiadados de la historia, una carta del siglo XVI muestra a Enrique VIII conmutando la pena de muerte de un sacerdote por una forma de ejecución más misericordiosa.
La carta, que se puso en exposición el pasado sábado 5 de mayo, fue escrita en respuesta a la noticia de que se había detenido el intento de Enrique de clausurar una abadía.
Enrique ordenó la muerte del abad, que en un principio debía ser ahorcado, arrastrado y descuartizado, antes de colocarlo a vista de todos, según informa Sky News. Sin embargo, esas directrices fueron tachadas y cambiadas por un mero ahorcamiento.
La carta, que se cree fue dictada a un secretario en octubre de 1536, se expone en el Norton Priory Museum de Cheshire (Reino Unido), junto con una custodia de plata dorada.
Según Sean Cunningham, jefe de Documentos Medievales de los Archivos Nacionales de Reino Unido, la carta muestra que Enrique se interesó en la supresión de la Iglesia en Inglaterra. Ordenó la disolución de los monasterios en 1536, un año después de las ejecuciones de los santos Tomás Moro y Juan Fisher.
“Como rey con una reputación de delegar los asuntos de Estado rutinarios, este informe, un borrador de un documento oficial, demuestra que Enrique VIII se interesó mucho por cualquier suceso que pudiera amenazar su poder y socavar su soberanía”, expresó Cunningham. “Casi podemos sentir su indignación mientras decide cuál es la respuesta más efectiva a las noticias que le llegan de la abadía”.