Cuando Chris Hemsworth intentó – sin conseguirlo – parecer un soldado curtido en la guerra de verdadEn el inglés original esta película se titula “12 Strong”, en español se han decidido por “12 valientes”, y en el fondo bien podría haberse titulado “12 valientes fuertudos”. Estamos ante una película de acción basada en hechos reales que quiere se mostrada con tintes épicos. La historia es sencilla: se trata del primer comando de operaciones especiales (esta vez no son los SEAL sino los famosos “boinas verdes”) que se infiltró en suelo afgano tras los atentados del 11-S para batallar a los talibanes en el norte.
La película hace recaer el peso en el artista estrella que no es otro que Chris Hemsworth. Como se ha dicho sobre su papel en este film de forma muy acertada, toda su actuación se puede resumir así: “Thor se convierte en el capitán América”. Pero eso tiene sus peligros e inconvenientes.
El primer inconveniente es que resulta algo difícil quitar de ese rostro de aspecto escandinavo (aunque él es australiano) un martillo y una armadura. Chris Hemsworth pretende dar a su personaje -Mitch Nelson, el capitán al mando de ese escuadrón- un toque recio, una seriedad y una honorabilidad militar que no acaba de ser del todo convincente. Tiene, como mucho, el gesto del capitán del séptimo de caballería que cree en los valores universales, es decir, una cierta inocencia que no se le acaba de ir y que, si bien al personaje fantasioso de Thor le va que ni pintiparado, al de nuestro insigne capitán le cuesta ajustarse.
En la trama (que no hay mucha) se refleja este mismo hecho. Nuestro escuadrón tiene la misión de colaborar con tropas irregulares afganas (de ascendencia uzbeca para más señas) con el fin de acabar con los talibanes. Allí está el general afgano de turno, Abdul Rashid Dostum, que ha guerreado mil y una batallas. Resulta curioso que a los soldados americanos se les dibuje como hombres de tanta espalda como bíceps (12 Strong) y a un general afgano que ha peleado mil y una batallas (talibanes, rusos, etc) se le caracterice como rechonchete y algo amateur e indisciplinado en el arte militar.
Todo ello se puede resumir en casi el único toque de simbolismo que se le da a los personajes principales (Chris Hemsworth y el general aliado). En un momento dado, el general uzbeco le dice a Mitch Nelson que no tiene la mirada de un guerrero, de alguien que ha estado en una batalla. Y de hecho, es así.
Parece ser que es aquella mirada que se tipificó en la guerra de Vietnam y dio en llamarse como la “mirada de las mil yardas” (en en español de los mil metros). Básicamente es una mirada al vacío, como no mirando a ninguna parte, de alguien que está ido. El caso es que así, Mitch Nelson (Chris Hemsworth) no ha entrado en combate aún. La película que mostró perfectamente esa mirada fue la archiconocida y aclamada “La chaqueta metálica”.
El caso es que tras todos los escarceos y tiros, al final de la trama el general vuelve a sacar el tema y mirando a un ensangrentado y embarrado Chris Hemsworth le dice: “ahora sí la posees”. Bueno, pues esta es la puntilla: sigue pareciendo un Thor embarrado y ensangrentado. Y es que tiene cara de tan buen chico que no se le va ni aunque lo pusieran de Drácula.
Eso le hace un actor perfecto para la comedia irónica y sarcástica, o para los filmes de acción divertida y desenfadada. Por eso en Thor lo cuaja, y muy cuajado. Y, también por eso, donde mejor lo hace en esta película es en los 5 primeros minutos donde sale con su mujer (que es hispana) y tiene un par de chistes sobre que tiene que aprender español. Claro, la actriz que interpreta a su mujer en la película no es otra que Elsa Pataky.
Al caso, y dicho todo esto, la película es un buena película de acción. No de acción cruda y desencarnada, sino la heroica y épica. Los 130 minutos de duración los aguanta con soltura artesenal (el toque de Jerry Bruckheimer). Rodada aceptablemente y con tiros y explosiones en su mayoría creíbles.
Además, cumple lo que podemos llamar “el misterio de la ráfaga intermedia” que consiste en esto: cuando el protagonista corre contra el enemigo y 200 enemigos le disparan ráfagas a mansalva, la balas harán un misterioso paréntesis justo por donde corre el protagonista, de tal manera que caerán siempre alrededor pero nunca en el cuerpo del héroe (a lo sumo un roce en el hombro o el muslo, pero nunca en un órgano vital o una articulación que le impida moverse o disparar: codos, manos, rodilla…), generando una imagen de escudo invisible perfecto.
Por eso, si a uno le gustan las películas de “tiros” esta es de las que se pueden ver bien vistas. El tempo es algo irregular, y los personajes no llegan a adquirir el aura de leyenda que se presupone en toda épica, pero es entretenida. Recomendable en su género. El valor añadido de ser una historia real no añade nada nuevo fílmicamente: es la historia de la respuesta militar inmediata tras un ataque (ya lo vimos en Pearl Harbour y duraba casi 3 horas).
La escena de soldados montados a caballo contra tanques enemigos (por lo visto real) necesita de la implicación emocional del espectador para ser totalmente creíble. Si lo consigue o no, es ya a gusto de cada cual. Película de acción de decente facturación cuya decencia no va más allá.
Ficha Técnica
Año: 2018
Duración: 130 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Nicolai Fuglsig
Productora
Entertainment Warner Bros / Alcon Entertainment / Black Label Media / Jerry Bruckheimer Films / Lionsgate
Guión: Peter Craig, Doug Stanton.
Música: Lorne Balfe
Fotografía: Rasmus Videbæk
Reparto: Chris Hemsworth, Michael Shannon, Michael Peña, Trevante Rhodes, Elsa Pataky, Austin Stowell, Jack Kesy, Navid Negahban, Laith Nakli, Ben O’Toole, Fahim Fazli.