Gracias a la contribución de los fieles y al apoyo de los obispos colombianos, Cristovisión celebra 10 años de evangelizaciónHace más de 10 años al padre Ramón Zambrano Echeverry se le metió en la cabeza la idea de fundar un canal de televisión dedicado solamente a difundir el Evangelio y las actividades de la Iglesia católica colombiana.
Su única experiencia en el medio era la celebración de la eucaristía dominical durante media hora en un canal público de su país, pero además, no tenía un solo peso en los bolsillos, no sabía cómo funcionaban los medios, carecía de respaldo eclesiástico y el mercado televisivo estaba en manos de pocas personas.
Sin embargo, no desmayó y cierto día de 2006, mientras deambulaba por las calles de Fontibón ―una zona periférica de Bogotá―, se encontró frente a una casa derruida de la que solo quedaban cuatro paredones y los trozos de un tejado. “Aquí tiene que funcionar el canal, fue el mensaje directo al corazón que me dio el Señor y, sin pensarlo dos veces, me propuse hacerlo”, recuerda hoy con alegría este sacerdote diocesano especializado en Mercadeo y Dirección Comercial.
El siguiente paso fue convencer al arzobispo de Bogotá, cardenal Pedro Rubiano, para lograr su autorización y conseguir en el sector privado los 580.000 dólares que inicialmente costaba el canal. Aunque golpeó en las puertas de empresarios católicos, ninguno de ellos se atrevió a apoyarlo por la creencia equivocada ―según el padre Ramón― de que “si se habla de Dios o de religión nadie compraría sus productos”. En cambio, el único que lo respaldó fue Pepe Douer Ambar, un empresario judío que decidió donarle en pesos colombianos una suma equivalente a 36.200 dólares.
Este industrial, reconocido por sus inversiones en empresas textileras y medios de comunicación, no planteó ningún dilema religioso al cura cuando hizo su aporte, aunque le precisó que lo hacía porque creía que “Jesús fue un buen tipo, un muy buen tipo que no fue bien comprendido por la gente de su época”. Al mismo tiempo, pidió a Zambrano que les dijera a los obispos que así como un judío había dado dinero para la causa, ellos como católicos también podían hacer lo mismo.
Impulsadas por la contribución y el mensaje enviado por don Pepe, la Conferencia Episcopal, la Arquidiócesis de Bogotá y algunas congregaciones religiosas, aportaron más dinero, asesoría financiera y la bendición que hacía falta. En 2007 la iniciativa dejó de ser el capricho de un cura joven para convertirse en una fundación sin ánimo de lucro encargada de administrar un canal católico que debía tener una sola misión: «transmitir el Evangelio». Más adelante se compró la casa en ruinas que inspiró al padre Ramón, se hicieron los trámites legales para emitir la señal por cable, se adquirieron equipos de alta tecnología y empezó a estructurarse la programación.
Cristovisión al aire
El 13 de noviembre de 2008 el canal Cristovisión salió oficialmente al aire con una consigna que se ha mantenido inalterable: «Para ver el mundo con los ojos de Jesús». Sin embargo, sus directivos tuvieron dudas sobre el modelo económico ideal para garantizar su supervivencia y aunque hubo muchas propuestas, al final decidieron que no emitirían mensajes comerciales para no depender de nadie. Esta decisión se fundamentó en el criterio de que, si la Iglesia quería tener medios para “evangelizar y transmitir la buena nueva”, estos debían ser autónomos y autosostenibles.
Por esa razón la Fundación creó la ‘Red de amigos del canal’, un sistema mediante el cual los fieles donan 10 dólares mensuales que se destinan exclusivamente para gastos de sostenimiento. Según cálculos de sus directivos, son cerca de 25.000 católicos que entregan sus aportes en la sede de Cristovisión o los consignan en bancos. Así se garantiza el ingreso de los 250.000 dólares que cuesta la operación mensual una empresa en la que trabajan más de 150 personas.
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Cristovisión está presente las 24 horas del día en el 95 % de los cableoperadores colombianos y en plataformas satelitales como Directv. Su programación, que también llega a Costa Rica, México y Argentina, incluye desde los más importantes eventos presididos por el papa Francisco, hasta ceremonias celebradas en todas las diócesis del país. Además de programas de orientación espiritual, oración y reflexión realizados por sacerdotes, monjas y laicos con diversos carismas, también hay espacios musicales, informativos y de opinión.
Diez años después, el padre Zambrano Echeverry considera que su sueño ―Cristovisión― hoy es un modelo único en el mundo porque a través de la televisión y de las redes sociales que multiplican su mensaje, la Iglesia colombiana hace un aporte fundamental a la evangelización.