Los mayores de 60 años son un grupo de población de especial interés para las marcas. Nacidos después de la Segunda Guerra Mundial, entre los años 1945 y 1965, tienen estas características:
- Es una generación ahorradora que ahora dispone de tiempo libre y de dinero para gastar.
- Es un público más fiel que otras franjas de edad respecto a las marcas, porque ya no está tan pendiente de las modas y de ir a la última.
- Es un grupo que todavía se siente bien de salud y puede pensar en vacaciones, viajes y relaciones sociales.
- Quiere que se les trate adecuadamente y se tenga en cuenta sus necesidades específicas (de confort, movilidad, etc.).
El hecho de que sea un grupo económico potente hace de los séniors un objetivo apetecible para las empresas. Entre otras cosas, porque poseen un 12% de capital más que la media, según un reciente estudio del Observatorio Cetelem.
Mujeres con criterio propio
En el caso de la cosmética, Lancôme ha dado un paso de gigante y ha escogido como embajadora nada menos que a Isabella Rossellini, que ha cumplido ya 65 años. Esta actriz sigue siendo musa, es bella, inspira y se la puede considerar una “mujer completa” en el sentido de que encarna a las mujeres profesionales, independientes, con criterio propio y llenas de vida.
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La mujer-objeto (sexual) ya no vende
Con Rosellini se hace añicos el modelo de mujer objeto, a la que solo se emplea por su belleza física y al mismo tiempo se pasa a una publicidad inclusiva con la tercera edad. De hecho, la actriz sigue muy activa y está en la actualidad de gira con un espectáculo muy particular: Link Link Circus, un minicirco en el que el público descubre la “inteligencia” (pericia) de algunos animales.
Rossellini es hija de la actriz Ingrid Bergman (sus rasgos físicos recuerdan mucho a su madre) y del cineasta Roberto Rossellini, un histórico del cine neorrealista italiano. A los 28 años comenzó su carrera como modelo y en 1982 Lancôme le proponía un contrato para que fuera “el rostro” de la casa.
“Dijeron que estaban equivocados”
Pero cuando cumplió los 42 años, Lancôme la despidió “porque era demasiado mayor”. En cambio, la actriz ha explicado que Lancôme ha querido volver a contar con ella porque “dijeron que estaban equivocados y querían hacerlo bien públicamente”.
Los directivos de la marca “dijeron -añadió- que creen que las mujeres ya no quieren parecer solo jóvenes, y querían dar un mensaje de inclusión, mucho más abierto”.
Casi 40 años después sigue siendo musa
Sorprendentemente, 36 años después del primer contrato, la empresa de cosmética vuelve a contar con ella y lo hace junto a un grupo de escogidas con las que se quiere llegar a la diversidad de mujeres consumidoras: Julia Roberts, Lupita N’yongo, Lily Collins, Alma Jodorwsky, Kate Winslet, Penélope Cruz…