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El viaje (soporífero) de sus vidas

THE LEISURE SEEKER

Indiana Production Company

Jorge Martínez Lucena - publicado el 25/03/18

Simplemente triste y banal: una tácita legitimación del pensamiento único a favor de la eutanasia, en que la cura es exclusivamente una carga y el “inútil” es un mero estorbo.

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El Alzheimer y el cáncer eran enfermedades extrañas a principios del siglo pasado. Los avances científicos y técnicos son los culpables de que se hayan convertido en causas mainstream de mortalidad en el primer mundo. Porque hemos incrementado nuestra esperanza de vida en 30 años con respecto a nuestros tatarabuelos.

Ambas plagas se han convertido en metáforas de nuestros días. El cáncer y su crecimiento celular desordenado es un poco como el consumismo desaforado que se acaba merendando nuestro planeta. Mientras que, en la cultura del hazte a ti mismo, del sueño americano, del tanto tienes tanto vales, del eres lo que haces, somos inadvertidamente deshumanizados cuando no somos capaces de llegar a la productividad deseada. Ni qué decir cuando nuestra identidad personal se deshace como un azucarillo, sin apenas mantener la habilidad de recordar.

El viaje de sus vidas (2017), que debería más bien llamarse El viaje de sus muertes, va un poco de todo esto. Es una road movie protagonizada por dos grandes de la pantalla, Helen Mirren y Donald Sutherland, que no consiguen salvar las faltas de guion y de tempo de la película, que se acaba haciendo larga y desemboca en un final que desmerece la espera.

El planteamiento es prometedor. Una última locura. Un matrimonio de la tercera edad abandona su casa sin avisar a sus dos hijos. Rompedor. Muy Bonnie and Clyde (1967), muy Asesinos natos (1994), muy Thelma y Louise (1991), muy Entre Copas (2004). Igualmente terminal, aunque mucho menos trepidante. Ambos están enfermos. Ella cáncer de colón con metástasis. Él unas pérdidas de memoria que, contra todo pronóstico, le permiten conducir kilómetro tras kilómetro. Destino: la casa de Hemingway en Florida, a la que John Spencer, profesor de literatura, siempre había querido ir en vacaciones. Su mujer se siente culpable por haberlo impedido y quiere hacerle este último regalo.

Viajan en la Leissure Keeper, algo así como la Pussy Wagon pero en versión caravana destartalada de los setenta, con la que van bajando por la costa este norteamericana. Se medican. Se despiertan en camas meadas. Toman whisky y hamburguesas y tés y cafés. Vomitan. Ven diapositivas. Ganan un poco de conciencia en cuanto a su matrimonio (por lo menos ella). Pinchan ruedas. Se resisten a un robo. Se dan cuenta de que no pueden vivir el uno sin el otro pese al primer novio de ella y a los secretos de él. Juntos protagonizan algún sketch medianamente divertido. Incluso asistimos al milagro de una erección senil e imprevista. Todo muy patético y real.

Pero el drama no se centra fundamentalmente en la decadencia. Lo que más asfixia es el lugar desde el cual se dialoga con ella. Cuando lo único que podemos oponer a ese otoño arrasador de la vejez y sus viruelas son los buenos sentimientos, la vida se convierte en una sucesión de diapositivas proyectadas en una sábana que cuelga de un árbol en un camping cutre. Y éstas, cuando el dolor aprieta, no son tan potentes como la morfina, el diazepam y el olvido.

Así, la película no es una afirmación ideológica y épica de la eutanasia, como Mar Adentro de Amenábar (2004), que terminaba entre grandes sensaciones de liberación del público. En el otro rincón del ring estaba Million Dollar Baby (2005), al final de la cual uno sentía un dolor sordo que le salía por los poros.

En este filme, el desenlace es, como mucho, normalizador de la “buena muerte”. Es simplemente triste y banal. Es una tácita legitimación del pensamiento único, en que la cura es exclusivamente una carga y el “inútil” es un mero estorbo. Y así la vida se aparece como algo que no es, como una cosa pequeña e insignificante. Como esta película, tan prescindible ella.

Ficha Técnica

Título: El viaje de sus vidas

Año: 2017

Director: Paolo Virzi

Guion: Michael Zadoorian, Stephen Amidon

Reparto: Helen Mirren, Donald Sutherland, Janel Moloney, Dana Ivey, …

Tags:
cineeutanasia
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