El mundo es un lugar peligroso. Cuando uno sale de la comodidad del hogar, nadie sabe lo que puede sucederle, a uno o a sus hijos. Así ha sido desde Adán y Eva y seguirá siéndolo hasta que Jesús vuelva de nuevo.
La buena noticia es que no estamos solos en esto. Según declara el Catecismo de la Iglesia Católica:
Ángel de la guarda
Dios designa para cada uno de nosotros a un ángel de la guarda cuya misión es guiar, vigilar y proteger.
No siempre vemos o sentimos su presencia, pero la verdad es que están ahí, dispuestos y preparados para acudir en nuestra ayuda.
Solamente tenemos que pedirla.
Para los padres, es fácil olvidar que nuestros hijos tienen ángeles de la guarda y que podemos rezarles (a través de la mediación de nuestro propio ángel de la guarda) e invocar su poderosa protección sobre nuestros hijos.
Cuando nosotros no podemos estar físicamente junto a nuestros hijos para protegerles, lo más conveniente es rezar a sus ángeles de la guarda.
Aquí puedes leer una breve oración que suele conocerse como “Oración de una madre a los ángeles de la guarda de sus hijos” y es una manera que tenemos de calmar nuestro corazón y estar en paz sabiendo quién protege a nuestros pequeños.
Oración
Humildemente os saludo, ¡fieles amigos celestiales de mis hijos!
Os doy las gracias de todo corazón por todo el amor y la bondad que les mostráis.
En algún día futuro, con un agradecimiento más digno del que ahora puedo dar,
os recompensaré por vuestro cuidado de ellos
y reconoceré ante toda la corte celestial mi deuda para con vuestra guía y protección. Continuad velando por ellos.
Colmad todas sus necesidades de cuerpo y alma.
Orad, del mismo modo, por mí, por mi esposo y mi familia entera,
para que algún día todos nos regocijemos en vuestra bendita compañía.
Amén.