Cuatro periódicos italianos han anticipado hoy algunas partes del nuevo libro-entrevista del papa Francisco, una conversación dedicada a las nuevas generacionesEl libro de entrevistas será lanzado este 20 de marzo en todo el mundo, en vista de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará el próximo Domingo de Ramos, en el Vaticano y en las diócesis de los cinco continentes. En Italia el texto será publicado por Piemme, editorial del Grupo Mondadori que gestionará los derechos autor en el mundo.
Publicamos algunos extractos de las respuestas del Papa publicadas en algunos de los cuatro periódicos italianos que anticipan el material. El libro anticipa y prepara el gran Sínodo de jóvenes que tendrá lugar en el Vaticano en octubre.
Los jóvenes son profetas con alas
Un joven algo tiene del profeta, y se debe dar cuenta. Debe ser consciente de que tiene las alas de un profeta, la actitud de un profeta, la capacidad de profetizar, de decir pero también de hacer.
Un profeta del presente tiene capacidad, sí, de condena, pero también de perspectiva. Los jóvenes tienen ambas cualidades. Saben condenar, aunque no expresen bien su condena muchas veces. Y tienen la capacidad de escrutar el futuro y ver más adelante.
Pero los adultos a menudo son crueles y toda esta fuerza de los jóvenes la dejan sola. Los adultos a menudo arrancan a los jóvenes, extirpan sus raíces, y, en lugar de ayudarlos a ser profetas por el bien de la sociedad, los vuelven huérfanos y descartados.
Los jóvenes de hoy están creciendo en una sociedad desarraigada
Para entender a un joven hoy, debes entenderlo en movimiento, no puedes estar quieto y pretender encontrarte en su longitud de onda.
Si queremos dialogar con un joven, debemos ser móviles, y entonces él irá más lento para escucharnos, será él quien lo decida.
Y cuando vaya más lento comenzará otro movimiento: un movimiento en el cual el joven comienza a seguir el paso más lentamente para dejarse escuchar y los ancianos acelerarán para encontrar el punto de encuentro. Se esfuerzan ambos: los jóvenes yendo más lento y los viejos yendo más rápido. Esto podría marcar el progreso.
Me gustaría citar a Aristóteles, que en su Retórica (II, 12, 2), dice: “Los jóvenes tienen mucho futuro y poco pasado; y no es, desde luego, propio del primer día recordar nada, sino esperarlo todo. Por lo mismo que acaba de decirse, son también fáciles de engañar (puesto que fácilmente se llenan de esperanzas), tienen el ánimo más valeroso (ya que son irascibles y optimistas, de modo que lo uno les hace no tener miedo y lo otro ser confiados, pues nadie teme cuando tiene ira y el esperar un bien es causa de confianza), son también vergonzosos”.
Por ello, una de las primeras cosas en las que debemos pensar como padres, como familias, como pastores, son los escenarios donde arraigarnos, donde generar vínculos, donde hacer que crezca esa red vital que nos permita sentirnos en casa. Para una personas es una terrible enajenación sentir no tener raíces, significa no pertenecer a nadie […]
Redes sociales
Hoy, las redes sociales parecerían ofrecernos este espacio de conexión con los demás; la red hace que los jóvenes se sientan parte de un único grupo. Pero el problema que Internet implica es su misma virtualidad; la red deja a los jóvenes en el aire y, por ello, extremadamente volátiles.
Me gusta recordar una frase del poeta argentino Francisco Luis Bernárdez: “Por lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado”. Cuando vemos flores bellas en los árboles, no debemos olvidar que podemos gozar esta visión gracias a las raíces.
Creo que una vía fuerte para salvarnos es el diálogo, el diálogo de los jóvenes con los ancianos: una interacción entre viejos y jóvenes, rebasando incluso, provisionalmente, a los adultos.
Jóvenes y ancianos deben hablarse y deben hacerlo cada vez más a menudo: ¡esto es muy urgente! Y deben ser tanto los viejos como los jóvenes los que tomen la iniciativa. Hay un pasaje de la Biblia que dice: “Vuestros ancianos tendrán, vuestros jóvenes tendrán visiones”.
Sociedad que descarta
Pero esta sociedad descarta a los unos y a los otros, descarta a los jóvenes así como lo hace con los viejos. Sin embargo, las salvación de los viejos es dar a los jóvenes la memoria, esto convierte a los viejos en auténticos soñadores de futuro; mientras que la salvación de los jóvenes es tomar estas enseñanzas, estos sueños, y sacarlos adelante en la profecía […]
Viejos soñadores y jóvenes profetas son la vía de la salvación para nuestra sociedad desarraigada: dos generaciones de descartados pueden salvar a todos.
© 2018 Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano
Publicado para Piemme
por Mondadori Libri S.p.A. © 2018 Mondadori Libri S.p.A., Milán
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