Como bendiciendo la frontera entre la Argentina y Chile, en el Cruce de los Andes, se erige en el Cerro Santa Elena de Mendoza un Cristo Redentor imponente a 3854 metros sobre el nivel del mar, con sus siete metros de alto, por sobre otros seis de granito, y cuatro toneladas de peso. «Se desplomarán primero estas montañas, antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor», se reza a los pies de esta imponente imagen, símbolo de la siempre anhelada fraternidad entre los países hermanos.
Inaugurado un 13 de marzo, el monumento a Cristo Redentor es un símbolo de paz al que invocaron los sudamericanos desde entonces, y que es ícono inesperado, además, de una intensa relación con de estos países con los Sumos Pontífices.
El monumento fue concebido como un homenaje a León XIII, que instaba a una mayor devoción al Cristo Redentor para mantener la paz en el mundo.
La preocupación por un conflicto entre Argentina y Chile nace prácticamente con el nacimiento de ambos países, y el obispo de Cuyo (Argentina) a principios del siglo XX, monseñor Marcolino del Carmelo Benavente, impulsó esta imagen para honrar la paz entre los dos estados.
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