Astrid Fina derrocha felicidad. Representa a España en los Juegos Paralímpicos y ya ha ganado un bronce. La amputación de su pie tras un accidente de moto le ha cambiado la vida.Era el 10 de mayo de 2009. Astrid tenía 26 años. En la radio sonaban Amy Winehouse, Rihanna, Rosario y Miguel Bosé con su sobrina Bimba. En Barcelona, su ciudad, ella disfrutaba desplazándose en moto como otros miles de ciudadanos hacen a diario. “Mi vida era rutinaria: del trabajo al gimnasio y del gimnasio al trabajo”.
Pero aquel día, al ponerse su semáforo en verde y arrancar, Astrid no vio que un coche de la calle perpendicular se saltaba la señal en rojo.
Hasta 13 intervenciones quirúrgicas
Del impacto, el pie derecho de Astrid quedó destrozado. Ahí comenzó un calvario de hasta 13 operaciones quirúrgicas para intentar salvar -sin éxito- la extremidad. Finalmente, tres años después, una bacteria hospitalaria le infectó el hueso y los médicos le dieron a escoger: “O salvaba el pie pero me quedaba en una silla de ruedas, o me lo amputaban”. Optó por lo segundo.
Astrid quedó muy hundida en esa situación, pero su madre desde el primer momento quiso acompañarla y la animaba. “Yo me avergonzaba, no me atrevía a mirar hacia abajo e incluso me ponía calcetines para hacer bulto y disimular”, recuerda.
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En invierno de 2012, un amigo le dijo que en España estaban realizando pruebas para el equipo paralímpico nacional de snowboard adaptado. Ella reaccionó y, aunque nunca había practicado ese deporte, decidió intentarlo: “Fue divertido pero le decía a mi amigo que nunca iba a aprender a hacerlo sola y menos a saltar y a hacer giros. Lo veía súper complicado y por eso a todo el que empieza le digo: Mira, se puede”.
Sorprendida de ella misma
Con tesón, Astrid se vio de la noche a la mañana en los Juegos Paralímpicos de Invierno de Sochi 2014. Regresó a casa con un diploma y se mostraba sorprendida de ella misma, de lo que era capaz de hacer.
Esta semana, los Juegos de Pyeongchang 2018 son la consagración de Astrid en el deporte de élite. En la ceremonia de inauguración portaba la bandera española. Lleva 5 años entrenando con Albert Mallol y para él no tiene más que palabras de elogio: “Me ha aguantado”, dice riendo. “Sin él no hubiese habido medalla”, manifestó a los medios ayer cuando se alzaba con la medalla de bronce en Snowboard Cross.
“Mi madre es mi pilar”
Pero Astrid no olvida, además, el apoyo constante de quien fue su “pilar”, dice, desde el minuto cero. “Todo ha sido gracias a mi madre, que ha estado conmigo y no se separó de mí tras el accidente de moto”. Han sido casi nueve años y el próximo viernes 16 tiene la posibilidad de alzarse con un segundo trofeo en Pyeongchang en la modalidad de Snowboard Banked Slalom.
El proceso interior de Astrid no ha sido fácil. Ella misma reconoce que estuvo mucho tiempo hundida. El deporte, su madre y su entrenador, sin embargo, han construido en ella una personalidad más fuerte.
El 10 de mayo de 2016, cuando se cumplían siete años del accidente, escribía en su Facebook:
Hoy hace 7 años que tuve el accidente. Ese accidente que me cambió tanto la vida, que me hizo madurar de golpe, luchar y sacar lo mejor y peor de mí. Después de mas de dos años tomé la decisión mas difícil de mi vida, amputarme el pie, y ahora creo que fue la más acertada.
Agradecer a todos los que me habéis apoyado en este camino y a los que habéis ido apareciendo. Ahora soy realmente feliz, y así lo celebro, sin dejar de luchar 🙂 Fuera una de las placas y sus tornillitos. Después de la operación así ha quedado mi codo. Sigo siendo medio biónica jejejejeje.
Aquí puedes ver un resumen informativo de la prueba en la que Astrid ganó la medalla de bronce: