Sugerencias prácticas para reanimar a un cerebro tristeSabemos que la depresión clínica es un trastorno que requiere de toda la atención y que va más allá de salir de ella por un mero acto de la voluntad. Por supuesto que este elemento es importante.
Sin embargo, se necesita algo más porque justo eso -la voluntad- entre otros factores, es la que está decaída, deprimida, hacia la baja. La depresión no se cura sola y si no se atiende a tiempo puede traer consecuencias graves.
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Hay mucho qué se puede hacer para salir de ese estado.
Para comenzar hay que echar un vistazo a nuestro estilo de vida porque los hábitos de nuestro día a día influyen directamente a esta condición, ya sea para mejorarla o para empeorarla. Es necesario tener claro que salir de ese estado depende nuestro trabajo personal: de leer buenos libros, de cuidar nuestro entorno, de manejar de una forma inteligente nuestro tiempo libre, nuestra higiene personal y tener un sueño reparador.
Bárbara de la Rosa, especialista en neurociencia, compartió algunos puntos importantes y prácticos para dejar de tener un cerebro deprimido.
Ella hace una analogía de como un cerebro deprimido puede sentirse como tierra seca o una plantita casi muerta a la que hay que regar, nutrir, cuidar hasta reanimarla. ¿
Qué se necesita para volverle a dar vida a esa tierra o a esa una plantita? O, en este caso, ¿qué necesitamos para reanimar a nuestro cerebro que se siente como seco o deprimido?
- Preparar la tierra. Hay que remover todo lo que no le sirve y dejarla lista para todo el proceso y que al final dé buen fruto. Lo mismo harás tú. Prepara tu cuerpo comiendo de una forma sana, haciendo ejercicio, durmiendo bien y soltando toda resistencia que no te permita generar cambios positivos, así como cuidar tus pensamientos. Tus células necesitan estar en buen estado para recibir y asimilar todos los nutrientes que les darás.
- Sembrar la semilla adecuada. Lo que siembres será lo que coseches. ¿Qué semilla estás poniendo a tu cerebro? Esto es, qué semillas plantas en tu cerebro, contaminadas o sanas. ¿Cómo saberlo? Tan solo reflexiona qué libros lees, qué programas de televisión o radio escuchas, qué noticieros ves, a qué tipo de terapias o talleres acudes; con qué tipo de personas te relacionas, positivas o negativas.
- Agua. Este elemento es indispensable para los neurotransmisores del placer como la oxitocina, la dopamina que nos empuja a hacer cosas nuevas y la serotonina que nos ayuda a sentirnos estables y tranquilos. Es importante que tú mismo segregues este tipo de hormonas -o agua limpia- haciendo actividades que te gusten, que te brinden paz y te hagan ser feliz. Si haces lo contrario como vivir en estrés sería como regar con agua contaminada.
- Sol. Este astro da luz, energía, esperanza en un nuevo día. Todos tenemos a alguien que nos inspira, que nos llena de energía y nos mueve a ser mejores; que admiramos, por quien vivimos, a quien amamos. Que nos hace despertar alegres por el simple hecho de que ella existe. ¿Quién es tu sol; quién te motiva para seguir con vida?
- Abono. A toda tierra para hacerla más rica, más productiva y que nos dé buen fruto hay que ponerle fertilizante. En tú caso el abono son todas esas personas de las que te rodeas, que te motivan a crecer, a que seas más plena, a ser mejor persona. Júntate con personas que te hagan más fuerte, que tengan las mismas aspiraciones, que te acerquen a Dios. Evita rodearte de personas que a cada solución le encuentran un problema o que te resten dignidad.
Todo cambio requiere de tiempo, esfuerzo y mucha paciencia. ¡Ánimo y no te desesperes! Solo haz lo que te corresponde, día a día. Recuerda las palabras de este gran hombre, San Ignacio de Loyola: «Actúa como si todo dependiera de ti, sabiendo que en realidad todo depende de Dios».