Ridley Scott reconstruye la historia del secuestro de John Paul Getty III para retratar, en segundo plano, la figura de su abuelo, Jean Paul GettyPor más que la estructura argumental de Todo el dinero del mundo gire alrededor del secuestro de John Paul Getty III (Charlie Plummer), y los esfuerzos desesperados de su madre Gail (Michelle Williams) para salvarlo de sus sucesivos captores, en realidad se trata de una mera excusa dramática para retratar en la distancia, y de forma notablemente moralista, al abuelo de la familia, el multimillonario Jean Paul Getty (Christopher Plummer).
Lógico, teniendo en cuenta que el libro de John Pearson en el que se ha inspirado el guionista de la película, David Scarpa, gira en torno a las desgracias personales sufridas por los herederos de la fortuna de Getty: de ahí que todo lo que ocurre a lo largo del metraje pueda considerarse, en realidad, consecuencia directa de su sociopática manera de relacionarse con el mundo, en términos absolutos de ganancias y pérdidas.
Los innumerables detalles miserables con los que se define al capitalista –que, sin ir más lejos, le regala a su nieto el souvenir de un museo asegurándole que está valorado en más de un millón de dólares– dibujan, hay que reconocer que de forma algo maniquea, a alguien moralmente consumido por su propia ambición, y que reina, como se esfuerza en remarcar Ridley Scott, en el más absoluto de los vacíos personales.
Salvo sus primeros trabajos, mucho más atmosféricos, la obra del director británico no se ha caracterizado precisamente por su sutileza, y aquí vuelve a utilizar la brocha gorda para contrastar la frialdad que rodea la vida de lujo de Getty –que se caracteriza por los espacios amplios, casi elefantiásicos, en los que se mueve– con la de Gail, mucho más modesta pero también más cálida –de ahí que la cámara se acerque más a ella, a una distancia mucho más íntima–.
Es más, el secuestro también da pie a realizar un cierto paralelismo entre la relación del multimillonario con su nieto, que inicialmente aparenta ser cálida pero se muestra como una mentira interesada más, y la que este último establece con uno de los criminales que lo retiene, Cinquanta (Romain Duris), que pese a su medio de vida y sus conexiones mafiosas, acaba sintiendo cierto cariño hacia el chico: incluso los criminales tienen más honor y más empatía que Getty, nos vienen a decir Scott y Scarpa.
La intensidad y el sentido del ritmo del británico –y por qué no decirlo, también su brutalidad: atención al momento de la oreja– funcionan mucho mejor dentro de la trama criminal que cuando ha de lidiar con los flecos dramáticos de la historia, en los que, precisamente por su falta de finura, Todo el dinero del mundo acaba encallándose y no sacando a relucir todo el potencial de un punto de partida que, en manos de un director con mayor talento para el (micro)retrato de las relaciones humanas, daba para mucho más.
Tampoco ayuda, es justo señalarlo, un reparto irregular, y salvo unos espléndidos Williams y Plummer, no especialmente afortunado –con decisiones tan alucinantes como poner a un francés, Duris, interpretando a un criminal italiano–, lo que también deja en evidencia las limitaciones de Scott a la hora de sacarle rendimiento a sus actores más allá de sus prestaciones dramáticas más inmediatas.
Ficha Tecnica
Título original: All the Money in the World
Año: 2017
Países: Estados Unidos, Gran Bretaña
Género: Thriller criminal
Director: Ridley Scott
Intérpretes: Michelle Williams, Christopher Plummer, Mark Wahlberg, Charlie Plummer, Romain Duris, Timothy Hutton