¿Te ha pasado querer entrar a una piscina, pero no hacerlo porque no sabes si es muy profunda y haces pie?
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Ese profundo temor al agua de mar o de piscina, puede impedirte aprender a nadar. Pero no sólo les sucede a los adultos, muchos niños le temen al agua también.
En los niños pequeños es comprensible ya que, el agua no es su medio natural, por el contrario, es un entorno desconocido para desenvolverse, donde le provoca un cambio de temperatura en el cuerpo, carece de un punto de apoyo (no da pie) y desconoce lo que hay bajo de la superficie.
Son múltiples las causas que pueden generar este miedo en grandes y chicos, pero por ello no podemos dejar que nos impida de disfrutar de la playa, o de una piscina.
Abordar el miedo cuanto antes es muy importante para evitar llegar a situaciones que provoquen estrés o ansiedad.
Vencer los temores hace parte del desarrollo personal y emocional del ser humano y con fuerza de voluntad, oración y perseverancia se puedan combatir. Frenarlo puede ser más fácil de lo que parece.
Además, diversos estudios han demostrado que la natación nos brinda muchos beneficios para salud, como es el caso de los adultos mayores que la practican porque los ayuda con sus problemas de artritis, rodilla o espalda. También saber nadar te podría salvar la vida o la de otra persona en caso de emergencia.
En diálogo con Aleteia, la licenciada en psicología María Victoria Scherschener, dio algunas pistas para vencer el miedo al agua.
-¿Cuáles son las razones para que niños y adultos tengan miedo al agua?
– No siempre vamos a saber de dónde se originó el miedo, ya que muchas veces se olvida y queda en nuestro inconsciente. Incluso muchas veces surge de miedos que tenemos a nivel colectivo, originado por nuestros ancestros de generación en generación en nuestra sociedad, los cuales emergen de pronto en nuestra consciencia.
Otras veces estamos atribuyendo de forma inconsciente ciertos significados de lo que es el agua para nosotros. Estos significados los proyectamos en el agua, pudiendo llegar a sentir rechazo por el mismo, sin darnos cuenta del simbolismo que les estamos dando. Para esto sería bueno saber qué es el mar para nosotros y cómo la describimos, lo cual sería algo muy útil.
Otro aspecto muy importante es el aprendizaje, dado por la observación de una experiencia negativa en alguien o actitudes de temor y rechazo en los padres, que incide significativamente por ser figuras importantes para él.
La experimentación, es otra causa muy común, consiste en vivenciar una situación que pone en riesgo su vida o la persona así lo percibe, lo que le genera una perturbación emocional que afronta inadecuadamente.
La sobre-protección de los padres a los niños, provocado por miedos que los padres les transmiten involuntariamente a sus hijos, son muy cuidadosos y preparan un escenario extremo, por ejemplo, cuando les dicen “con mucho cuidado hijo, no te va a pasar nada”.
En ocasiones puede haber visto algo o alguien en la televisión que le provoco ese miedo.
Por último, Scherschener dio algunos consejos para superar el miedo al agua
Es indispensable el apoyo y acompañamiento para sentirse seguro y confiado.
- Psico-educar, educar al niño, explicarle qué es el agua, para que sirve, que beneficios tiene, que hay lugares que son para niños y otros para grandes que pueden ser peligrosos para ellos, mostrarles a otros niños en el agua, hacerlo que dibuje el agua, todo esto previo a meterse al agua.
- Empatizar y transmitirle tranquilidad frente a la exposición en el agua, por ejemplo, sí en la ducha le entra agua en los oídos, que nuestra reacción sea de decirle “te entró un poco de agua, bueno no pasa nada ya se te va a pasar la molestia, mira a mí también me entró y no me hace daño”
- No compararlos con otros niños porque, cada uno es distinto y tiene su tiempo para adaptarse y se encuentra en distintas etapas de su vida.
- Exposición gradual, sin forzarlo, y buscar cual es la que le da menos miedo hasta la de más, empezar por el que le da menos temor, por ejemplo, en casa con la ducha o una piscina chiquita. De esta manera logrará tolerar la ansiedad que siente, y para la siguiente exposición se dará cuenta de que no pasó nada.
- Se pueden utilizar distintas herramientas como: los juegos o distintas actividades lúdicas, de manera que el niño se divierta, distraiga y pierda el miedo del agua.
En los adultos…
- Paciencia, y respetar los tiempos de cada uno, son emociones que debemos aprender a controlar.
- Es fundamental no obligarse a meterse si no quiere, porque puede ocasionarle un mayor temor a superar estas situaciones.
- Comenzar con un acercamiento en una piscina, colocando sólo los pies adentro del agua, en otra instancia, con otra persona que le dé seguridad, y si es necesario con flotadores entrar en el borde de la piscina donde haga pie, hasta llegar a introducir el rostro en el agua.
*Especialista consultada es especialista en psicología junguiana y psicología cognitivo conductal