Pocas horas después de un servicio de domingo, una pequeña congregación evangélica en El-Haj Yousif, en Jartum Norte, en la capital sudanesa, vio con horror como agentes del gobierno llegaron con un buldócer que arrasó la humilde casa de oración. Los 64 miembros de la congregación presenciaron impotentes la llegada de los vehículos de demolición y la destrucción consiguiente.
Líderes eclesiásticos explicaron que el incidente sucedió después de dilatado debate legal relativo a la propiedad del terreno. Un grupo musulmán radical falsificó varios documentos en un intento de reclamar la propiedad, que ha pertenecido y ha sido gestionada por esta comunidad cristiana desde 1989. Un juez había confirmado previamente su propiedad.
Angustiado, un líder de la iglesia lamentó: “Nos han quitado todo de la iglesia”.
Este no es el primer caso de un ataque del Gobierno sobre esta comunidad de fieles. El periódico The Daily Wire cuenta la historia:
Antes de la demolición, agentes de la autoridad local irrumpieron en la iglesia para apropiarse de biblias, sillas y mesas antes de ordenar la destrucción del edificio. Los cristianos locales se reúnen con la congregación para ejercer presión contra el Gobierno para que devuelva los artículos confiscados.
Aunque la destrucción de su lugar de oración ha enfurecido a las comunidades locales cristianas, no ha disminuido un ápice su deseo de celebrar su fe. Un miembro de la congregación exclamó: “¡Esta locura de acciones no nos impedirá rezar y alabar a Dios! Dios es Todopoderoso”.
No han dejado de aparecer nuevos casos de persecución contra cristianos en Sudán desde abril de 2013, cuando el ministro de Estrategias y Dotaciones empezó a rechazar todas las solicitudes de permisos de construcción para las comunidades cristianas. El Gobierno de Sudán ha anunciado que planean demoler 25 iglesias más.
Hoy celebramos a...