Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, es uno de los principales artífices de uno de los milagros diplomáticos del año: que las dos Coreas, técnicamente en guerra, desfilen juntas para un Juego Olímpico tras 12 años, y en el medio de una compleja escalada verbal de Kim Jong-un con Donald Trump. Pero Bach rápidamente contextualizó el alcance de sus avances e instó a quienes en verdad pueden concretar la paz a aprovechar sus esfuerzos: los políticos.
En una reciente entrevista con la agencia DPA durante el desarrollo de los Juegos Olímpicos de Pyeongchang, Corea del Sur, explicó: “El deporte no puede lograr la paz, eso es cosa de los políticos. Lo que puede hacer el deporte es establecer señales, una señal de cómo mediante conversaciones y negociaciones durante años, como las que realizamos nosotros en este caso, se puede llegar a un resultado positivo. Por supuesto, nosotros esperamos, como mucha gente en el mundo, que la política aproveche el momento para el diálogo en su terreno”.
El acuerdo, elogiado hasta por el Papa Francisco, permitió la inclusión de 22 atletas norcoreanos en los Juegos que tienen lugar en suelo enemigo, atletas que desfilaron en la ceremonia inicial bajo una bandera común para las dos Coreas, como había ocurrido por última vez como señal de paz por última vez en Turín 2006.
También motivó una delegación diplomática a la inauguración, que finalmente encabezó la hermana de Kim Jong-un. Pero no sólo eso.
En estos juegos, que tienen lugar en suelo surcoreano a menos de cien kilómetros de la vigilada frontera con Corea del Norte, las Coreas presentaron un equipo unificado de Hockey sobre Hielo femenino. El color, fuera de papeles quizá, lo aportaron además las animadoras norcoreanas que viajaron al país del sur con coreografías y cantos absolutamente sincronizados.
La delegación completa de norcoreanos es de 500 personas. Sucede que para evitar deserciones, relata el Daily Mail, los deportistas viajaron con un intenso operativo de seguridad que prácticamente supone el acompañamiento del personal hasta el baño. Una deserción sería estruendosa con los ojos del mundo puestos en la delegación. Pero lo evidente de la coerción no anula los pequeños pasos que se van dando en el entendimiento entre los pueblos.
Los avances, más allá del deporte, comenzaron a darse. Tras el encuentro de la hermana de Jong-un Kim Yo Jung con el presidente surcoreano Moon Jae-in se anunció que el líder norcoreano lo había invitado a conversaciones en Pyongyang.
El logro del Comité Olímpico para dos países que técnicamente siguen en guerra es notable. “Podemos establecer los símbolos, Podemos mostrar que vale la pena sentarse a discutir juntos, a negociar, para después alcanzar un buen resultado”, ilustró Bach con la agencia Reuters, y confirmó: “De nuestra parte, el deporte, el diálogo continuará”. Bach confirmó además que estará viajando a Corea del Norte como parte de los acuerdos, pero aún la fecha no se determinó.