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Jóvenes de Venezuela: “Me han arrebatado algo que no conocí pero anhelo: la democracia”

VENEZUELA
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Carlos Zapata - publicado el 02/02/18
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La juventud venezolana lucha con bríos por recuperar lo que por derecho le pertenece. Justicia, libertad y democracia son valores que buscan los muchachos, insaciables y con el arrojo propio de una edad que no ve fronteras, sino oportunidades hacia la conquista de sus sueños

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Es joven, tanto que no alcanzó a conocer en primera persona las mejores bondades de la democracia de la “cuarta República”, como llama despectivamente el gobierno de Nicolás Maduro a la serie de administraciones demócratas que precedieron a la “revolución”. Sin embargo, lucha a diario por recuperarla, y sueña que en Venezuela nazcan sus hijos; pero en una llena de oportunidades, calidad de vida y progreso; algo que, advierte, “¡hoy no existe!”.

Ignacio Belisario es dirigente estudiantil. Forma parte de la muchachada que lidera los cambios desde un recinto académico. En este caso, desde la tribuna de la Universidad Católica Andrés Bellos (UCAB).

Forma parte del movimiento estudiantil, de donde surgió un grupo de jóvenes que durante meses protestaron contra la usurpación de libertades en la nación sudamericana, en medio de encendidas tomas de calles que acabaron teñidas de sangre debido a la represión desmedida que propinó el “gobierno revolucionario” en el año 2017.

En esa oportunidad, muchos se cobijaron no en las armas sino en los ideales. Fue una ocasión en que no pocos hicieron gala de creatividad e ingenio protestando con escudos de cartón y hojalata. Aquel episodio que cerró con “más de 130 muertos, 1500 heridos y miles de detenidos, llevados a la cárcel ilegalmente”, según el balance del expresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Diego Padrón.

VENEZUELA

Hugo Londoño-(CC BY-SA 2.0)

Decía el prelado este enero que “no hay que resignarse o acostumbrase al mal que viene de las decisiones erradas, de la violencia, la injusticia o la mentira. La primera reacción ha de ser de rebeldía interior, como signo de salud moral”… ¡Y las nuevas generaciones lo hacen!

Estos males, afirma Padrón, “no son, en modo alguno, creación de Dios, sino que fueron sembrados de noche, por el Maligno, como la cizaña, en el corazón del hombre (cf Mt 13,24-30), cuando éste, engañado, decidió apartarse de Dios, fuente de todo bien, para seguir un camino errado. No es, pues, Dios el que inflige daño a los hombres sino el hombre mismo cuando actúa con un corazón torcido, una inteligencia distorsionada, una voluntad seducida”.

Con esta argumentación, sostiene el prelado que “no hay, por tanto, que someterse, ni resignarse ni renunciar a la calidad de vida a que todos tenemos derecho. El sufrimiento actual del pueblo venezolano es de carácter ideológico, ético- político y económico. La raíz del sistema político que nos gobierna es el marxismo castrista, traducido en criollo como ‘Socialismo del Siglo XXI’, repetidas veces denunciado por nosotros, pastores, en nuestros documentos”.

Su discurso guarda especial coincidencia con el discurso de los universitarios y su lucha, una que –aseguran- es por toda Venezuela. Indica Ignacio Belisario que “hay que seguir luchando, porque Venezuela lo merece” y asegura que acá “hay espacio para la democracia”. Considera que los jóvenes son “el motor para movilizar a la nación”, gracias al alto nivel de credibilidad con que cuentan. Y argumenta que en Venezuela “todavía ocurren cosas buenas”.

No todo es malo, insiste. El sólo hecho de que un grupo cada vez más grande de chamos trabaje por un mejor país y se active en las regiones para llamar a “despertar conciencias” lo demuestra.

“Los jóvenes estamos apostando por Venezuela. Y en estos momentos tan complejos tenemos necesariamente que estar a la altura del compromiso”, dice.

WEB POPE JOHN PAUL II AIRPLANE cc Iberia Airlines Flickr

CC IBERIA AIRLINES / FLICKR

Muchachos como él estaban iniciando su vida cuando sucedió la visita del Papa Juan Pablo II a Venezuela. El domingo 11 de febrero de 1996 se dirigía el Pontífice a los jóvenes en una repleta avenida Los Próceres, en Caracas. Su mensaje, más vigente que nunca, parece haber hecho eco también en los entonces niños –como Belisario-, a quienes dedicó la última frase de su saludo: “Les expreso un agradecimiento especial. Os beso. Muchas gracias”.

Esto fue lo que dijo el Papa a los universitarios en esa histórica ocasión, hoy más vigente que nunca:

“Os invito a formaros sólidamente para construir una nueva Venezuela. A los jóvenes que prestáis servicio en las Fuerzas Armadas os aliento a defender los valores patrios, trabajando por la paz, la justicia y el bien común, principios enseñados por Cristo, Príncipe de la Paz. A todos quiero abrazaros simbólicamente con mis palabras y mi estima: a los jóvenes trabajadores y a los desempleados, a los indígenas, a los afroamericanos, a los campesinos, y a los que sufren en el cuerpo o en el espíritu. Todos sois igualmente la esperanza de la sociedad venezolana”.

“El Papa cree en vosotros, porque ha experimentado vuestra insaciable sed de verdad, de paz, de libertad; porque ha sido testigo de vuestra generosa capacidad de servicio, de vuestras ganas de vivir y luchar abriendo horizontes nuevos para la Iglesia y la sociedad.

“Jóvenes venezolanos, es preciso que os preparéis bien para formar sólidamente vuestra propia familia. ¡Aprended a valorar y preservar el amor humano auténtico! Fomentad todo lo que favorezca la santidad, la unidad y la estabilidad de la familia, fundada sobre el sacramento indisoluble del matrimonio y abierta con generosidad al don de la vida. Es necesario y un deber de todos consolidar y defender el valor sagrado del propio hogar frente a comportamientos y costumbres que rompen la unidad y el afecto familiar.

“Con el estudio y el trabajo, con la participación activa en la vida política, económica, social y cultural, estáis llamados a ser la aurora de una nueva Venezuela, en la que, superando toda forma de injusticia, se reconozca el trabajo y el esfuerzo, y se promueva «el bien común, como bien de todos los hombres y de todo el hombre» (Christifideles laici, 42).

“Sí sois capaces de seguir a Cristo por el camino de las bienaventuranzas evangélicas, tendréis la alegría de contribuir a la renovación espiritual y moral de Venezuela con la fuerza transformadora del amor cristiano.

“¡Jóvenes venezolanos, difundid, como María, la alegría de Cristo a vuestro paso! Vale la pena creer en la fuerza del bien y del amor. El Papa os bendice lleno de júbilo y emoción. ¡Dichosos vosotros si abrís las puertas de vuestro corazón a Cristo Salvador!”.

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