Pedro a veces lloraba, en ocasiones se enfadaba, pero su lucha era real y excepcionalmente valiente
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El sábado 13 de enero, a primera hora del día, amigos y familiares rezaban en torno a Pedro Ballester. El joven estudiante de ingeniería había dado su último suspiro y gozaba ya de la presencia de Dios. Pedro era un numerario del Opus Dei: se había comprometido a seguir a Dios viviendo el celibato en medio del mundo, trabajando y tratando a Cristo en su vida ordinaria.
La vida de Pedro fue breve. El Señor se lo llevó a los 21 años, después de combatir durante tres años contra con un cáncer de pelvis. Pese a que el dolor era en ocasiones intenso, sus amigos destacan que apenas se quejaba. La fe le ayudaba a convivir con su enfermedad con paciencia e incluso, cuando era posible, alegría.
Pedro nació en Yorkshire (Inglaterra) de padres españoles. De hecho, en él se mezclaban esas dos culturas: tenía un carácter latino muy sociable, que se equilibraba con el típico rechazo del norte por el alboroto y el sentimentalismo.
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