Hergé se inspiró en un científico belga casi más sorprendente que el de ficción.
Para los millones de lectores fans de Tintín que en el mundo son, citar al profesor Tornasol es como hablar de alguien de la familia. Nos sabemos sus virtudes y defectos, y con él hemos viajado por varios países con nuestro héroe.
El profesor Tornasol es aquel personaje erudito pero sordo como una tapia, que puede sacar de quicio a cualquiera, pero sobre todo al capitán Haddock. Es sabio despistado y parece que algo egoísta, pero lo cierto es que ayuda a Tintín y a Milú en lo que mejor se le da: los inventos.
Silvestre Tornasol, aquel científico bajito y calvo con greñas, bigote y gabardina verde, apareció por primera vez en la historia de Tintín que llevaba por título “El tesoro de Rackham el Rojo”. En 1943 se publicó serializada en el diario “Le Soir”, de la zona francófona de Bélgica, para más tarde aparecer como álbum.
Un submarino en forma de tiburón
Entre las aventuras del héroe de Hergé, Tintín cuenta con el genio del profesor Tornasol a quien se le ha ocurrido inventar nada menos que un submarino en forma de tiburón para poder observar las profundidades marinas en busca del tesoro de un navío hundido siglos atrás. ¿Quién se aventuraría a pilotar semejante artefacto y sobre todo a confiar en él?
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