Se reduce la brecha entre blancos, negros e hispanos en presidioUn importante estudio recientemente publicado por John Gramlich, escritor y editor en el Pew Research Center, muestra que la amplia brecha que había entre el número de afroamericanos y blancos en las prisiones de Estados Unidos, se está reduciendo. Lo mismo con los hispanos.
Históricamente, los afroamericanos han superado en número a los blancos en las cárceles estadounidenses.
Pero una disminución significativa en el número de prisioneros de color en los últimos años ha reducido esa brecha hasta el punto en que es la mitad de lo que era en 2009, cuando la población carcelaria de Estados Unidos alcanzó su punto máximo, según los nuevos datos de la Oficina de Estadísticas de Justicia (BJS, por sus siglas en inglés) de este país.
A finales de 2016, las cárceles federales y estatales en los Estados Unidos tenían alrededor de 486,900 reclusos afroamericanos y 439,800 blancos; una diferencia de 47,100, según BJS .
En 2009, en comparación, había 584.800 afroamericanos y 490.000 blancos, una diferencia de 94.800. (Este análisis solo cuenta reclusos sentenciados a más de un año).
La disminución en la brecha afroamericana-blanca entre 2009 y 2016 fue impulsada por una disminución de 17 por ciento en el número de internos de color durante ese lapso, que superó una disminución de 10 por ciento en el número de presos blancos.
La brecha entre el encarcelamiento blanco y el hispano también se redujo entre 2009 y 2016, pero no debido a una disminución en los presos hispanos. En cambio, el número de presos blancos disminuyó mientras que el número de presos hispanos permaneció esencialmente plano.
A fines de 2016, había 100,500 reclusos blancos más que reclusos hispanos (439,800 contra 339,300), por debajo de una diferencia de reclusos de 148,800 en 2009 (490,000 reclusos blancos contra 341,200 reclusos hispanos).
En general, había 1,458,173 presos sentenciados en los Estados Unidos a fines de 2016, o alrededor de 6 por ciento menos que los 1,553,574 a fines de 2009. Además de afroamericanos, blancos e hispanos, estos totales incluyen reclusos de otras razas y de razas mixtas y antecedentes étnicos.
Las cifras solo cuentan a las personas en las instalaciones correccionales federales y estatales, incluidas las que se encuentran en prisiones administradas por privados que tienen contratos con el gobierno; excluyen a la mayoría de los presos recluidos en cárceles locales.
La composición racial y étnica de las prisiones de Estados Unidos –asevera el estudio del Pew– sigue pareciendo sustancialmente diferente de la demografía del país en su conjunto. En 2016, los afroamericanos representaban 12 por ciento de la población adulta del país, pero eran 33 por ciento de la población penitenciaria condenada.
Los blancos, por su parte, representaron 64 por ciento de los adultos, pero 30 por ciento de los presos. Y aunque los hispanos representaban 16 por ciento de la población adulta, eran 23 por ciento de los reclusos.
Otra forma de considerar las diferencias raciales y étnicas en la población carcelaria de la nación es observando la tasa de encarcelamiento , que corresponde al número de prisioneros por cada 100,000 personas.
En 2016, había 1.608 prisioneros afroamericanos por cada 100,000 adultos negros, más de cinco veces la tasa de encarcelamiento de blancos (274 por 100,000) y casi el doble de hispanos (856 por 100,000).
Para los tres de estos grupos, las tasas de encarcelamiento han disminuido sustancialmente desde 2009. La tasa ha disminuido 25 por ciento entre los negros, 11 por ciento entre los blancos y 19 por ciento entre los hispanos.
¿Y esto, por qué?
Los expertos han ofrecido una gama de explicaciones para la pronunciada caída en la población afroamericana encarcelada
Así por ejemplo, el profesor de la Universidad de Fordham John Pfaff se hizo eco de varios criminólogos cuando dijo que “este es uno de los patrones de resultados más sorprendentes que he visto en las correcciones en mucho tiempo”.
Pfaff dijo que “las actitudes de la aplicación de la ley se vuelven más duras” en las áreas rurales y más suaves en las áreas urbanas, lo que puede estar contribuyendo a este cambio”.
Por su parte, Adam Gelb, que dirige el proyecto de desempeño de seguridad pública de Pew Charitable Trusts, sugirió que “los cambios en el uso y la aplicación de drogas en los últimos 15 años podrían estar en juego”.
Gelb dijo que las epidemias de metanfetaminas, opiáceos recetados y heroína, han afectado más a los blancos que la epidemia de crack, que aumentó el encarcelamiento entre los afroamericanos en los años ochenta y noventa, pero que desde entonces ha disminuido.
Finalmente, la profesora de Stanford Law School, Joan Petersilia, notó otra posible causa: “Los delincuentes sexuales, que son desproporcionadamente blancos y tienden a recibir largas condenas, son un nuevo objetivo para la guerra contra el crimen”.
De acuerdo con esta explicación, una gran proporción de presos blancos han sido condenados por delitos sexuales (16.4 por ciento) que los presos afroamericanos (8 por ciento).